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Introducción 

No cabe la menor duda que los salmos de David son una expresión divina de la forma correcta de adorar a Dios en todas las dispensaciones del pacto de gracia. No obstante, se cae en el error de pensar que son la única forma autorizada que Dios ha dado a su pueblo para que se le adore. Optar por una adoración pública y privada delimitada exclusivamente a los 150 salmos del Antiguo Testamento, es divagar en el margen de un error teológico, hermenéutico e histórico. Por ende, se argumentará a favor de una salmodia “inclusiva” dentro del marco del principio regulador y en concordancia con los estándares confesionales de Westminster. En primer lugar, se hará un barrido teológico por el Antiguo testamento argumentando por una adoración no limitada al salterio. En segundo lugar, se expondrá el testimonio de la iglesia neotestamentaria y el uso de himnos “no inspirados”. Por último, se concluirá abogando por el uso del salterio en nuestros días. 

I. Evidencia teológica de la adoración del pueblo de Dios no limitada a los 150 salmos de David. 

            Los exponentes de la salmodia exclusiva abogan por la consistencia que se debe tener en la interpretación de la revelación progresiva de Dios. Así pues, la idea del uso obligatorio de los salmos del Antiguo Testamento para la adoración corporativa, argumentando que por buena y necesaria consecuencia es lo que se deduce de las sagradas escrituras.[1] El Dr. Ryan McGraw profesor de teología sistemática del seminario teológico Greenville explica: 

“El término buena y necesaria consecuencia se refiere a doctrinas y preceptos que son verdaderamente contenidos y destinados por el autor divino en la escritura, aunque no son encontrados o decretados en la superficie del texto, y deben ser legítimamente inferidos de uno o dos pasajes de la escritura. Como la frase indica estas inferencias deben ser buenas o legítimamente establecidas y extraídas del texto. En adición, deben ser necesarias, lo contrario a impuestas o arbitrarias”.[2]

De esta manera argumentan que del cántico de Moisés en Dt 32, del cántico de Débora y de Barac en Jue 5, del cántico de María y Zacarías en Lc 1:46-56; 67-79, o del nuevo cántico de Ap 5:9-10, no se puede inferir una legitimidad de nuevos cánticos en la iglesia del Nuevo Testamento, dado que se sitúan en contextos de victoria de guerra, o en una dispensación diferente del pacto de gracia. Esto pues, dicen ellos, se deduce por la buena y necesaria consecuencia. Por lo tanto, no deben ser usados otros cánticos diferentes a los de los 150 salmos del Antiguo Testamento, puesto que Dios sólo autorizó a los salmistas escribir cánticos de adoración.[3]

            En contraste se puede evidenciar claramente el error teológico y hermenéutico de dicha posición. Los salmos fueron escritos en un periodo de más de cientos de años.[4] Esta revelación progresiva indica que a Dios le plació que su pueblo le adorará por sus maravillas[5] las cuales se desarrollan en periodos de tiempo, y como Dios no solo obró hasta que los salmos fueron escritos y documentados, no cabe duda de que por buena y necesaria consecuencia se puede deducir, que si la adoración se debe llevar a cabo en congruencia con las maravillas de Dios: 

“¿Cómo podemos negar a la iglesia en la tierra la alegría y el privilegio de alabar a Dios y adorar al Cordero que fue inmolado? ¿Cómo podemos cantar sin nombrar nunca el nombre de Jesús? ¿Cómo podemos hablar de la poderosa victoria de Cristo encarnado en las sombras y no de forma clara, rica y completa? Si nuestros himnos reflejan fielmente la doctrina del Nuevo Testamento, y expresan ricamente la gloria de Dios y la obra de Cristo, creemos que estamos haciendo lo que es aceptable para el Señor”.[6]

II. Evidencia histórica de la adoración de la iglesia del periodo Novo testamentario. 

No hay que caer en la falacia apologética muy usada en nuestros días de utilizar la historia de la iglesia como regla de fe y conducta. No obstante, se comprende por la palabra de Dios que en Su beneplácito Dios ha constituido pastores y maestros para la edificación de su pueblo (Ef 4:11-16) quienes construyen sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (Ef 2:20). No sería sabio entonces negar el hecho de que la iglesia primitiva era celosa por la fe una vez dada a los santos (Hch 17:10-12) y Dios continúa preservando su iglesia de las artimañas del error hasta nuestros días por la promesa de Jesús: “sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”[7]

Se ha establecido en la primera sección de este ensayo la forma progresiva en la que la adoración se desarrolla en la historia de la redención. Por esto y lo anteriormente expuesto, si se puede demostrar que la iglesia primitiva no solo cantaba los salmos del A.T, sino también himnos “no inspirados” para la adoración pública y privada, no habría razones para mantener una posición de “exclusividad salmódica”. 

En primer lugar, en el libro de los Hechos 4:24-31 algunos exégetas parecen afirmar que está escrito en forma poética, más precisamente una canción. En el Reporte del comité de la OPC acerca de la adoración presentado de forma parcial a la Decimotercera Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa (1946) estípula: “También hay buenas razones para creer que la oración de la iglesia primitiva en Hechos 4:24-31 fue cantada”[8]. Cualquiera podría objetar que al final del versículo 31 es evidente que es una oración, pero no existe tal objeción con las oraciones que se encuentran en el libro de los Salmos. Usando la lógica exclusivista ¿Deberíamos entonces solo orar las oraciones que se hallan en los salmos? 

En segundo lugar, parece haber evidencia histórica de que la iglesia de los primeros siglos siguió este patrón. Según Hughes Oliphan Old en su libro acerca de la adoración escribe: 

“No hay duda de que los primeros cristianos escribieron himnos a Cristo y los cantaron en su adoración al lado de los salmos que cantaban como profecías cumplidas del mesías venidero. De hecho, muy poco después de los tiempos del Nuevo Testamento, leemos en una de las cartas del gobernador romano Plinio el Joven (61-ca. 113) al emperador Trajano (53-117) una breve descripción de un culto cristiano. Dice claramente que los cristianos cantaron himnos a Cristo”[9]

Estos himnos claramente no son una referencia directa a los 150 salmos del AT. Son una evidencia de un cántico nuevo (Sl 96:1) entonado por una iglesia Novo Testamentaria. Se puede apreciar que el objeto de su adoración era el Cristo ascendido, así pues, tenían el fruto de labios que confiesan el nombre de Cristo morando en abundancia en sus corazones; no necesariamente refiriéndose a los Salmos del AT. 

III. Por una salmodia “inclusiva”[10] en nuestros días. 

             Al comparar estas evidencias se concluye que no existe una salmodia “exclusiva” a la cual debamos aferrarnos para una adoración agradable a Dios, aunque debe admitirse que los salmos siempre han sido una buena guía para los cánticos de la iglesia contemporánea. Tratar de excluirlos por completo sería cometer un error garrafal, dado que es un mandamiento claro del Apóstol Pablo cuando dice que debemos: “cantar con gracia en nuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”.[11]La palabra traducida salmos, es la misma palabra que utiliza el Apóstol Pablo para referirse a los salmos del Antiguo Testamento; además, En la confesión de fe de Westminster, capítulo 21: de la adoración, sección 5, se enfatiza esto mismo, aunque el término no se limitaba exclusivamente al Salterio[12]. Por lo cual no podríamos objetar que deben ser parte de nuestra adoración tanto pública como privada.

            Lastimosamente los salmos han sido cada día más olvidados en la adoración de la iglesia contemporánea. Al ser escritos por el mismísimo dedo de Dios, son una perfecta forma de elevar nuestros cánticos y oraciones a Él. No son el único elemento regulado por Dios para su propia adoración, ni los cristianos de la iglesia primitiva, medieval o reformada lo entendieron de esta manera; sin embargo, son muchas las razones por las cuales deberían ser entonados cada vez que el pueblo de Dios se reúne en la adoración corporativa, así como todos los días de la semana en los devocionales familiares. 

Bibliografía

Gordon, T. David. «The Israelites Were Not Exclusive Psalmists (Nor Are We)», febrero de 2014. https://opc.org/os.html?article_id=404.

Johnson, Terry L. «Restoring psalm singing to our worship». En Give praise to God: a vision for reforming worship: celebrating the legacy of James Montgomery Boice, editado por James Montgomery Boice, Philip Graham Ryken, Derek Thomas, y J. Ligon Duncan, 257-86. Phillipsburg, N.J: P & R Pub, 2003.

Marsden, Robert S., R.B Kuiper, W. Kuschke, John Murray, John H. Skilton, Edward J. Young, y William Young. «Report of the Committee on Song in Worship Presented to the Thirteenth General Assembly, on the Teaching of Our Standards Respecting the Songs That May Be Sung in the Public Worship of God», s. f. https://www.opc.org/GA/song.html.

McGraw, Ryan M. By good and necessary consequence. Explorations in Reformed confessional theology. Grand Rapids, Mich: Reformation Heritage Books, 2012.

Naylor, Peter J. «What should we sing?», 16 de mayo de 2008. https://banneroftruth.org/us/resources/articles/2008/what-should-we-sing/.

Old, Hughes Oliphant. Worship: Reformed According to Scripture. Rev. and Expanded ed. Louisville, Ky.: Westminster John Knox Press, 2002.

Van Dixhoorn, Chad B. Confessing the Faith: A Reader’s Guide to the Westminster Confession of Faith. Edinburgh, Scotland: The Banner of Truth Trust, 2016.


[1] Robert S. Marsden et al., «Report of the Committee on Song in Worship Presented to the Thirteenth General Assembly, on the Teaching of Our Standards Respecting the Songs That May Be Sung in the Public Worship of God», s. f., https://www.opc.org/GA/song.html.

[2] Ryan M. McGraw, By good and necessary consequence, Explorations in Reformed confessional theology (Grand Rapids, Mich: Reformation Heritage Books, 2012), 3. Traducción del autor. 

[3] 1 Cr 6 :31-48; 23:5; 25:1-8; 2 Cr 29:25-30, RVR1960. 

[4] T. David Gordon, «The Israelites Were Not Exclusive Psalmists (Nor Are We)», Ordained Servant Online febrero de 2014, https://opc.org/os.html?article_id=404.

[5] Sal 9:11; 13:6; 66:1; 67:4; 92:4; 95:1; 96:1; 98:1; 105:2; 139:14.

[6] Peter J. Naylor, «What should we sing?», 16 de mayo de 2008, https://banneroftruth.org/us/resources/articles/2008/what-should-we-sing/. Traducción del autor. 

[7] Mt 16:18.

[8] Robert S. Marsden et al., «Report of the Committee on Song in Worship Presented to the Thirteenth General Assembly, on the Teaching of Our Standards Respecting the Songs That May Be Sung in the Public Worship of God», s. f., https://www.opc.org/GA/song.html. Traducción del autor.

[9] Hughes Oliphant Old, Worship: Reformed According to Scripture, Rev. and expanded ed (Louisville, Ky.: Westminster John Knox Press, 2002), 39. Traducción del autor. 

[10] Terry L. Johnson, «Restoring psalm singing to our worship», en Give praise to God: a vision for reforming worship: celebrating the legacy of James Montgomery Boice, ed. James Montgomery Boice et al. (Phillipsburg, N.J: P & R Pub, 2003), 278.

[11] Col 3:16.

[12] Chad B. Van Dixhoorn, Confessing the Faith: A Reader’s Guide to the Westminster Confession of Faith (Edinburgh, Scotland: The Banner of Truth Trust, 2016), 301-3.

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De “Mejores amigos” a novios sin título: Las amistades con el sexo opuesto pueden convertrse en un gran pecado

Introducción: En este ensayo exploro las mentiras que se creen en medio de estas “amistades” con el sexo opuesto, junto con las verdades bíblicas y prácticas que están detrás de estas relaciones. A través de mi experiencia personal expongo las consecuencias del pecado y demuestro cómo la gracia de Dios puede intervenir para ayudarnos a salir de estas situaciones. La profundización en este tema es producto de una reflexión aplicada a los jóvenes sobre el matrimonio expuesto en los párrafos 2 y 3 del capítulo 24 de la confesión de fe de Westminster.

Una amistad cercana con el sexo opuesto se torna rápidamente en un noviazgo sin título

Desde pequeño siempre quise tener una relación romántica como la de mis padres. En la adolescencia conocí a varias chicas con las que tenía mucho en común, pero no llegué a tener un noviazgo con ninguna. Por providencia divina, me mudé a otra ciudad y allí conocí a una chica impía. A pesar de haber sido un “cristiano” durante toda mi vida, estaba cansado de mi fe en ese momento. Comencé un noviazgo a escondidas con ella y descubrí cómo se sentía tener una relación romántica. Por la gracia del Señor, no llegamos demasiado lejos antes de que mis padres me ayudaran a volver al camino.

Más tarde conocí a la hija del pastor, la chica más hermosa y dulce que he visto en toda mi vida. Comenzamos una amistad que se fue haciendo más íntima y que, a pesar de que sabía que algo no estaba bien, no pude terminar. Afortunadamente, la providencia divina intervino de nuevo cuando tuve que mudarme a la capital y, aunque algunos kilómetros nos distanciaban, la relación se tornó más romántica por WhatsApp. Finalmente, el Espíritu Santo usó una conversación sobre sentimientos y romance con un hermano en la fe para hacerme entender el pecado en el que estaba. Sabía que estaba matando mi relación con Dios y buscaba llenar el vacío de mi corazón con una relación que ni siquiera era oficial. 

Algunas mentiras que creemos en medio de estas relaciones

Creer que la felicidad solo puede obtenerse desobedeciendo a Dios. Satanás nos vende la mentira de que solo podemos obtener felicidad despreciando el diseño de Dios para nuestras vidas. Quería hacer las cosas a mi modo, actuando impíamente sin considerar lo que Dios tenía para decir con respecto a las relaciones y los sentimientos; los cuales no son pecado si se desarrollan dentro del tiempo y diseño divino.

Creer que podemos jugar con las brasas de la tentación sin quemarnos con el pecado. Cuando estamos enamorados, podemos actuar como necios y creer que tenemos la razón en todo. Sin embargo la verdad es que no podemos sostener una amistad cercana con alguien del sexo opuesto sin que nuestro corazón arda en pasión tarde que temprano. El pecado es evidente en medio de estas relaciones y nuestros pensamientos nos llevan a imaginar diversos escenarios con nuestra enamorada. Aunque pensemos que lo haremos cuando nos casemos, Jesús dijo que ya hemos pecado en nuestro corazón (Mt. 5:28). Como dice el proverbio, no podemos tomar fuego en nuestro seno sin quemarnos (Pr. 6:27).

Crees que eres Dios y que tienes todo bajo control. Tenía un plan perfecto: mantener una relación cercana con ella mientras estaba en aquella ciudad, volver a la capital para estudiar, trabajar y cumplir la edad necesaria, regresar por ella y casarnos. Creía firmemente que ella sería mi esposa, aunque sabía que los factores externos podían intervenir en nuestros planes (debo confesar que no pierdo la esperanza de que tal vez, si es la voluntad del Señor, pueda serlo). Pero no somos Dios, solo Él sabe quién será nuestra esposa y cuándo será nuestro matrimonio. Podría suceder que, por alguna razón, no podamos casarnos cuando queremos o incluso muramos antes. El enamoramiento encaprichado y alimentado nos hace creer que tenemos el control de todo, pero en realidad solo somos orgullosos que nos rehusamos a escuchar los consejos, sabemos que debemos cambiar, pero nos rehusamos con todas nuestras fuerzas a hacerlo.

Creer que porque no hay besos no hay pecado. Creemos la mentira de que no pecamos si no intercambiamos besos, caricias o relaciones sexuales. Pero la Palabra del Señor dice que el que sabe hacer lo bueno y no lo hace peca (Stg. 4:17). Además, confundimos el enamoramiento con el verdadero amor de acuerdo a las escrituras (1 Cor. 13). En realidad, ese amor que sentimos es un amor por nosotros mismos y nuestra necesidad de llenar el vacío de nuestro corazón.

Este amor propio nos lleva a sentir celos hacia cualquier persona que se relacione con nuestra enamorada y a querer tener la preeminencia sobre ella. Es grave que, por seguir nuestras emociones, podemos llevar a otra persona a pecar y ser piedra de tropiezo para quienes son más débiles en su fe (Mt. 18:6). La cultura del mundo ha normalizado las “amistades” cercanas con el sexo opuesto, y muchos jóvenes adoptan el térmido de “mejor amiga” como una forma de tener una relación de noviazgo disfrazada. La intimidad que se desarrolla en estas relaciones es profunda y peligrosa, puede generar los mismos sentimientos que un beso en el corazón de un adolecente.

Cómo dice Mathew Henry en su comentario respecto a jugar con el pecado: “El camino de este pecado es cuesta abajo, y los que se aventuran en las tentaciones a él difícilmente escapan del pecado mismo… Es un pozo profundo, en cuyo borde es una locura aventurarse”.[1]

Creer que somos lo suficientemente maduros para mantener una relación de noviazgo a pesar de no poder casarte a corto plazo. Solía pensar que estaba lo suficientemente maduro como para tener una relación seria con miras al matrimonio, pero me di cuenta de que estaba equivocado. Creía que solo necesitaba dinero y la edad para casarme, pero no podía sostenerme a mí mismo, ni siquiera mantener una relación saludable con Dios. Admito que no era capaz de ejercer dominio propio en medio de mi soltería, y era un falto de carácter. Generaba inestabilidad en la relación, no era valiente para hacer lo correcto ante el Señor. Si no tenía la hombría y madurez para tomar decisiones que agradaran a Dios, ¿cómo podría liderar un hogar y proteger el corazón de una esposa?

Las verdades que destruyeron estas mentiras.

Hay verdadero gozo y bienaventuranza en la obediencia. En mi corta vida, he experimentado la alegría y bendición de obedecer y seguir el diseño de Dios según su Palabra. Aunque no siempre es fácil, el Espíritu de Dios nos da la fuerza y alegría para hacerlo. Me gusta la propuesta de John Piper de vivir un cristianismo hedonista, ya que Dios es más glorificado en nosotros cuando más satisfechos estamos en Él.[2] Como el salmista, Dios es nuestra suficiencia y no necesitamos nada más para ser felices (Sal. 16). Mientras leía “Soltero por Ahora” de Marshal Segal, me cautivó una frase que me ha dado esperanza: “En cada paso de tu búsqueda del matrimonio, mira a Dios. Solo en Él hay esperanza de encontrar la verdadera felicidad. Él es el autor de toda historia de amor entre dos creyentes”.[3]

Debes huir de la tentación y las pasiones juveniles. En este tema, es importante tener en cuenta la advertencia de Juan Calvino: “Pero evita las cuestiones necias y poco instructivas”.[4] Calvino llama necias a estas cuestiones porque no nos llevan a crecer en la fe y no contribuyen en nada a la piedad, por más agudeza y satisfacción que demuestren.

Como jóvenes, somos vulnerables a pesar de nuestra sensación de invencibilidad. Por lo tanto, no debemos tomar a la ligera la ordenanza del Señor de huir de la tentación. Debemos seguir el ejemplo de José y Timoteo, huyendo de las pasiones juveniles y ejercitándonos en la piedad diariamente como atletas de alto rendimiento para alcanzar la corona de gran precio. No debemos arriesgar la bendición que Dios nos promete y puede darnos en el momento apropiado, dentro del matrimonio si es Su voluntad. No vale la pena arriesgar toda Su bendición por unos segundos de placer fugaz.

No somos Dios y nada está realmente bajo nuestro control. Aunque al principio fue difícil aceptar que no sabía con quién ni cuándo me casaría, ahora encuentro aliento en la verdad de que hay muchos factores fuera de mi control que sólo dependen de la mano soberana de Dios. Esta verdad me enseña a descansar en Él y abandonarme a Su voluntad. Dios ya sabe quién será mi pareja y cuándo ocurrirá, así que no debo preocuparme. Confío en que Él cuidará de mí como ha hecho hasta ahora y seguirá haciendo hasta que lo vea cara a cara. Como el Ps. John Piper dijo en un devocional, estamos agradecidos por la gracia que Dios ha mostrado hasta ahora y podemos confiar en Su gracia futura para sostenernos hasta el fin.[5]

Guarda lo que es de tu esposa para tu esposa. “Cualquier mujer que no sea tu esposa, no es tu esposa”.[6] Aunque en mi mente ya lo era, no vivíamos juntos, no teníamos contacto físico, y otras cosas propias del matrimonio. Sin embargo, experimentamos mucha intimidad que solo es apropiada bíblicamente dentro del contexto del matrimonio.A pesar de que ella no era mi esposa, le entregaba mi corazón, mis “Te amo”, todo mi afecto y romance, confiando solo en la posibilidad de que se casara conmigo. Lamentablemente, hemos menospreciado el diseño de Dios para el matrimonio y lo hemos convertido en algo barato.

Es una Inmadurez creer que estamos listos sin estarlo. Como varones, es nuestra responsabilidad entender el rol de liderazgo bíblico que un esposo debe ejercer en su hogar, representando el gobierno de Cristo sobre su iglesia. Debemos ser capaces de proveer para nosotros mismos y para nuestra futura esposa, tener madurez teológica para corregir errores y enseñar el verdadero significado de las Escrituras, y guardar nuestra santidad. Si no entendemos el significado del matrimonio y nuestro rol en él, si no podemos cuidarnos a nosotros mismos y somos bebés espirituales, o si vivimos en pecado, entonces no estamos listos para casarnos. Todavía tengo mucho que aprender y crecer, pero confío en la ayuda del Espíritu Santo y de mi iglesia local para saber cuándo estaré listo para el matrimonio, si es la voluntad de Dios.

En Búsqueda de restauración

Aunque nuestro pecado es grave, contamos con un abogado ante el Padre y la gran esperanza de la redención por el precio que Cristo pagó en la cruz. A veces, pensamos que el evangelio no es para nosotros, que hemos hecho tanto mal que no podemos ser perdonados, negando así la inmensa gracia de Dios que envió a su Hijo para que todo aquel que crea en Él sea perdonado. 

Como creyentes, Dios no nos permite vivir en el pecado, sino que nos corrige y nos guía hacia el camino correcto. Debemos arrepentirnos ante el Señor y buscar ayuda en la iglesia local, donde podemos encontrar exposición fiel a la Palabra de Dios, hermanos con experiencia, pastores y ancianos sabios que nos aman y desean lo mejor para nosotros. Al buscar ayuda, debemos tener cuidado de buscar consejos que se alineen con la Palabra de Dios y no con nuestros deseos.

Debemos renunciar a lo que nos aleja de Dios y apoyarnos en nuestra iglesia local para superar las pruebas que se nos presentan. Debemos permitir que el dolor sea un potenciador para nuestra relación con Dios y recordar que todo sacrificio que hacemos por causa de Cristo no es en vano.

Conclusión: Las relaciones románticas deben ser guiadas por la voluntad de Dios y no por nuestras pasiones, siendo la felicidad y la plenitud sólo encontradas en Cristo, no en ninguna otra persona. Mantener una amistad cercana con el sexo opuesto sin caer en la tentación es un engaño peligroso al que no debemos dar cabída. No podemos controlar todos los aspectos de nuestras relaciones amorosas, por lo que debemos confiar en la providencia divina y buscar la guía de Dios. Debemos buscar llenar nuestro corazón con la Palabra de Dios y permitir que Él dirija nuestras relaciones románticas. La verdadera satisfacción solo se encuentra en Él, por lo que nuestra prioridad debe ser siempre agradar a Dios y confiar en Su plan perfecto para nuestras vidas.

BIBLIOGRAFÍA

Calvino Juan, “Calvin’s Commentary on the Bible.” StudyLight.org. https://www.studylight.org/commentaries/eng/cal/2-timothy-2.html. Último acceso 23 de febrero 2023.

Henry Matthew. “Henry’s Complete Commentary on the Bible.” StudyLight.org. https://www.studylight.org/commentaries/eng/mhm/proverbs-6.html. Último acceso 23 de febrero 2023.

Piper John. “Grace for the New Year.” desiringGod. https://www.desiringgod.org/articles/grace-for-the-new-year. Último acceso 23 de febrero 2023.

 Piper John. “God Is Most Glorified in Us When We Are Most Satisfied in Him.” desiringGod. https://www.desiringgod.org/messages/god-is-most-glorified-in-us-when-we-are-most-satisfied-in-him#full-audio. Último acceso 23 de febrero 2023.

Segal Marshall. Soltero por ahora. Wheaton, Illinois: Poiema, 2018.


[1] Matthew Henry, “Henry’s Complete Commentary on the Bible,” StudyLight.org, https://www.studylight.org/commentaries/eng/mhm/proverbs-6.html, último acceso 23 de febrero 2023.

[2] John Piper, “God Is Most Glorified in Us When We Are Most Satisfied in Him,” desiringGod,https://www.desiringgod.org/messages/god-is-most-glorified-in-us-when-we-are-most-satisfied-in-him#full-audio, último acceso 23 de febrero 2023.

[3] Marshall Segal, Soltero por ahora, (Wheaton, Illinois: Poiema, 2018), 142.

[4] Juan Calvino, “Calvin’s Commentary on the Bible,” StudyLight.org, https://www.studylight.org/commentaries/eng/cal/2-timothy-2.html, último acceso 23 de febrero 2023.

[5] John Piper, “Grace for the New Year,” desiringGodhttps://www.desiringgod.org/articles/grace-for-the-new-year, último acceso 23 de febrero 2023.

[6] Segal, Soltero por ahora, 187.

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Desafortunadamente entre los cristianos de hoy en día, existen muchas controversias doctrinales que han llevado a las iglesias a caer en el error y en la apostasía, y por esto se encuentran preguntas como: ¿qué pasa con los cristianos que expresaban una fe en Cristo, y luego se apartan y repudian esa fe?, ¿o que les dicen que serán salvos por medio de una oración de fe?, ¿se puede perder la salvación o más bien, se puede caer del estado de gracia parcial o definitivamente?.

Estos interrogantes serán los que se resuelvan a través de este estudio, y para ello se utilizará, evidentemente la palabra de Dios y la Confesión de Fe de Westminster (CFW), donde en su capítulo 17, se resume el concepto reformado de lo que algunos tienden a llamar la Seguridad Eterna, donde ésta afirma que, un verdadero creyente no puede caer ni total, ni definitivamente del estado de gracia. O sea “una vez salvos, siempre salvos”, se pretende reforzar la evidencia de esta afirmación respaldada con argumentos contundentes encontrados en la Sagradas Escrituras.

I. Argumentos que defienden la doctrina de “una vez salvos, siempre salvos”.

En realidad esta doctrina, según la CFW es llamada la doctrina de la perseverancia y de la seguridad de los santos, este capítulo enseña lo siguiente: A. Primer párrafo: Que el creyente verdadero, cuando ha sido ya regenerado y justificado por Dios, nunca caerá total ni finalmente de la gracia, sino que perseverara en ella hasta el fin.

Según el griego meno la palabra perseverar significa morar, permanecer, continuar; prosmeno, permanecer aún más, empleado metafóricamente para indicar la adhesión a una persona, una lealtad persistente, y la continuación de algo, p.ej. perseverar en la gracia de Dios1. Teniendo en cuenta la definición anterior y el primer párrafo de la CFW, se puede deducir que, Dios en su plan de salvación tenía un propósito eterno para su pueblo: Los eligió desde la fundación del mundo, los redimió a través de su hijo Jesucristo y los regenera en el poder del Espíritu Santo. Por tanto, un creyente verdadero que ha sido redimido por Cristo y regenerado por el Espíritu Santo su convierte en un cristiano genuino, santo y nunca retrocede y siempre persevera hasta el fin.

En las sagradas Escrituras en la epístola de Pablo a los Filipenses, él les expresa confianza no solo en el gozo por la gracia de Dios, sino que les dice que perseveraran en esa gracia hasta que su salvación sea completa, “el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionara hasta el día de Jesucristo”, (Fil. 1:6) la biblia lo enseña claramente. Si El comienza una buena obra la finaliza. Sin embargo se debe aclarar que Dios esta obra la comienza en sus elegidos, santos a los que creen sinceramente que Jesus es su salvador.

La seguridad de fe en la doctrina reformada asegura que, los creyentes por la gracia de Dios a través de su hijo Jesucristo, han recibido el perdón total de sus pecados y heredaran la vida eterna. Increíblemente el mismo Jesucristo declaro

1 Alfonso Ropero, Gran diccionario enciclopédico de la biblia. (Barcelona, España: Editorial Clie, 2013) ,1965.

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que nunca perdería a ninguna de sus ovejas, ni siquiera una. “yo les doy vida eterna y no perecerán Jamás, ni nadie las arrebatara de mi mano”, es una certeza profunda y confiable: “mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Jn. 10:28,29), Dios es omnipotente, tiene un poder absoluto e ilimitado y demostró su amor al mundo enviando a su hijo unigénito, a morir por los pecados de su pueblo, y todo aquel que crea absolutamente en esta verdad, heredara la vida eterna y no tendrá condenación. (Jn. 3:16,36; 5:24; 6:39).

Aun así todo creyente debe saber que aunque Dios los preserva por su gracia, debe perseverar hasta el fin en su santificación, ya que el hombre es incapaz por sí mismo de hacer el bien porque ama demasiado el mal y tiende a pecar, pero el que es nacido de Dios no practica el pecado, el Apóstol Juan lo confirma “todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar porque es nacido de Dios”. (1 Jn. 3:9). Todo el que es nacido de nuevo, empezara su santificación en obediencia, alimentándose de la palabra y viviendo una vida de humildad, eso sí dependiendo del Espíritu Santo de Dios. También la escritura asegura que es por su poder que Dios los protege “mediante la fe para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. O sea que los creyentes deben estar seguros al confiar en Cristo porque obtendrán el galardón de la salvación: “el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas” (1P. 1:5,9).

B. Segundo párrafo: Que la causa de la certeza de esa perseverancia, no depende de la voluntad de los santos, sino de la inmutabilidad del decreto de

elección, del pacto eterno de gracia, de los méritos e intercesión de Cristo y el poder preservador del Espíritu Santo.

Lo que quiere decir la confección en primer lugar, es que la certeza de la perseverancia, no depende del creyente, sino solamente de la voluntad de Dios, ya que decreto inmutablemente desde el principio que son suyos y los ha escogido para ser salvados en su hijo Jesucristo. Ese decreto no cambia, es para siempre. “el Señor conoce a los suyos”. (2 Ti. 2:18,19). Esto significa más claramente, que Dios escogió a algunos desde la eternidad para ser salvos y determina con certeza que sus elegidos irán al cielo.

En segundo lugar ese decreto de elección fluye del amor libre e inmutable de Dios Padre, esto quiere decir que el amor de Dios es eterno, no cambia, es inmutable es leal, y los más sorprendente es que no se basa en ningún mérito o justicia prevista en los humanos, simplemente Dios trabaja en ellos, crea la fe en las personas, las lleva al arrepentimiento y nunca los suelta de su mano. En las Escrituras se encuentra esta sorprendente y soberana gracia: en Jer. 31:3 “con amor eterno te he amado; por eso te prolongue mi misericordia”, donde Dios ama a su pueblo a pesar de que eran pecadores. Este amor firme también lo traduce Pablo en Romanos 8:29 donde dice que aquellos que Dios conoció antes, los amo de antemano, los ha predestinado al cielo, los ha justificado y glorificado, su amor es inquebrantable, y no importa cuanto lo defrauden o caigan en pecado, Él no los soltara de su mano, y esto es, según la CFW, el amor inmutable de Dios. (Rom. 5:8).

En tercer lugar, la confesión afirma que esa perseverancia de los santos depende de la eficacia del mérito y de la intercesión de Jesucristo. En otras palabras, la permanencia de los santos de la fe cristiana se basa en el sacrificio única de Cristo, quien murió y llevo sobre si todos los pecados de su pueblo, tanto los pasados, presentes y futuros, entonces ese pueblo no puede ir al infierno ya que El recibió el castigo a fin de que sus elegidos reciban la promesa de la herencia eterna. (Heb 13: 20, 21; 9:12 15).

Aparte de la obra de Dios y de su hijo, también el creyente cuenta con el Espíritu Santo, que es la garantía que el creyente no se perderá y que lo ayuda a perseverar hasta el fin. Ya que los consagra para Dios, los instruye y evita que los elegidos practiquen el pecado (1Jn. 3:9), (Jn. 14:16, 17).

C. Tercer párrafo: Que sin embargo, el creyente verdadero pude caer en pecados graves por algún tiempo, por lo cual atraerán el desagrado de Dios y contristaran a su Espíritu Santo. Ejemplo de esta verdad, se ve a lo largo de las escrituras tanto en el AT, el rey David que era obediente, temeroso y fiel servidor de Dios, cae en tentación que lo lleva al adulterio, la mentira y al asesinato. Sin embargo, es amonestado por el profeta Natán, se arrepiente de su pecado y aunque pago las consecuencias fue restaurado por Dios; en el NT, es la historia de Pedro, que niega a Jesus tres veces, sin embargo es restaurado y se convierte en uno de los discípulos más importantes de la humanidad. Pablo enseña que a pesar de estos retrocesos el pecado no se “enseñoreara de vosotros” (Rom. 6:14).

Sin embargo hay que tener en cuenta, que hay personas que profesan ser cristianas, pero que realmente nunca lo fueron (2Tim. 3:5), que aparecen como

ángeles de luz, pero son del diablo (2 Cor. 11:14), que predican el evangelio pero están perdidos, como en el caso de Judas. Ante esto Jesus responde “nunca os conocí; apartados de mí, hacedores de maldad” (Mat. 7:23). Por tanto, los cristianos genuinos, no deben descuidar los medios de gracia para no caer en las tentaciones del mundo y de satanás.

II. Argumentos en contra de la doctrina.
Según Archibal Alexander en su libro, comentarios de la CFW, habla

acerca de los arminianos que sostienen: que Dios elige personas para la vida eterna y que estos la reciben voluntariamente; que Cristo murió por la salvación de todos los hombres, no de algunos; que todos los hombres disfrutan de las mismas influencias del Espíritu Santo, solo que los regenerados cooperan con la gracia y los no regenerados la resisten. La iglesia romanista declara en sus confecciones que, el hombre justificado no pude caer de la gracia, pero si cae y peca es que verdaderamente nunca fue justificado y que es maldito2.

Estas declaraciones han sido refutadas con los argumentos expuestos anteriormente en la CFW y sustentadas con las Sagradas Escrituras, donde Dios revela el propósito de su gracia, donde cada creyente persevere en su fe y obediencia hasta la muerte, y por tanto nunca caerá de la gracia y nunca lo soltara de su mano. Edwin Palmer en su libro doctrinas claves da una descripción sencilla y breve de la perseverancia de los santos: “una vez salvo siempre salvo. Es uno

2 Archibal Alexander Hodge, Comentario de la confesión de fe de Westminster (Terrassa Barcelona, Editorial Clie, 1987), 214

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de los pensamientos más grandiosos de la Biblia: una vez que uno haya creído no se puede perder, nunca ira al infierno. Cristo será siempre su salvador3”.

En conclusión, se puede deducir que, después de que un creyente obtiene la salvación, no la pierde. Dios por su gracia hace que el Cristiano persevere voluntariamente, el coloca tanto el “hacer como el querer por su buena voluntad” (Fil. 2:13). Cuando Dios predestina a alguien, lo predestina a la santidad, no al pecado. Un cristiano genuino nunca practica el pecado, aunque si pueden retroceder temporalmente y caer en él, pero son restaurados por medio del arrepentimiento y fe por el Espíritu Santo de Dios. Hay personas que se hacen llamar cristianos, pero nunca lo fueron realmente, son hipócritas. Dios disciplina al creyente con el fin de restaurarlo y preservarlo y demuestra su amor incondicional, ya que envió a su único hijo Jesucristo, a cargar con todos los pecados de sus elegidos y salvarlos de una condenación eterna.

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3 Edwin H. Palmer, Doctrinas Claves manual de estudio, 2a. ed. (Carlisle, Pennsylvania: El Estandarte de la Verdad 1997) , 53

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Bibliografía

Dixhoorn. Chad Van, La fe que confesamos una guía de estudio a la confesión de fe de Westminster. Trad Timoteo Sazo Edinburgh: El estandarte de la verdad, 2016.

Hodge, Archibal Alexander. Comentario de la confesión de fe de Westminster. Terrassa Barcelona: Editorial Clie, 1987.

Palmer. Edwin H, Doctrinas Claves manual de estudio, 2a. ed. Carlisle, Pennsylvania: El Estandarte de la Verdad, 1997.

Ropero. Alfonso, Gran diccionario enciclopédico de la biblia. Barcelona, España: Editorial Clie, 2013.

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Exemple

LA CRIANZA: UNA GOZOSA IMPOSIBILIDAD

De: Paul Tripp

Eran las once en punto de un domingo por la noche. Salía exhausto y abrumado del estacionamiento del supermercado.Después que dejamos a nuestros cuatro hijos en la cama, mi esposa Luella había descubierto que no teníamos nada en casa para que se llevafather-241423_640ran de comida al colegio al día siguiente. Con una actitud que no podría ser descrita como de alegría, entré al carro e inicié la búsqueda nocturna de comida. Mientras esperaba a que cambiara el semáforo para salir del estacionamiento y dirigirme a casa, reaccioné. Parecía como si me hubieran dado un trabajo imposible de hacer; había sido elegido para ser el padre de cuatro hijos.Es humillante y un poco vergonzoso admitirlo, pero estaba sentado en mi coche soñando en cómo sería ser soltero. No, en realidad yo no quería dejar a Luella y a mis hijos; pero la paternidad parecía abrumadora en ese momento. Me sentí como si no quedara nada más que enfrentar al día siguiente, aparte de mil batallas entre hermanos, mil encuentros de autoridad, mil recuerdos, mil advertencias, mil correcciones, mil momentos de disciplina, mil explicaciones, una y mil veces de hablar sobre la presencia y la gracia de Jesús, una y mil veces ayudar a los niños a mirarse en el espejo de la Palabra de Dios y verse a sí mismos con exactitud, miles “por favor perdóname”, y un millar de “te amo”. Parecía imposible ser fiel a la tarea y tener el tiempo y la energía para algo más.Ahora estoy a punto de escribir algo que puede parecer contrario a la intuición y cuasi-irracional, pero aquí va: ese momento en el coche no fue oscuro y horrible. No, fue un momento precioso de gracia otorgada con fidelidad. Esa noche, en lugar de una carga creciente y cada vez más pesada, mi carga fue levantada. ¿Estoy diciendo que de repente la paternidad resultó ser más simple y más fácil?¡De ninguna manera! Pero algo fundamental cambió esa noche, de lo cual estoy eternamente agradecido.

Hay dos cosas que aprendí esa noche que cambiaron la experiencia de ser padre para mí.1. Me enfrenté al hecho de que yo no tenía capacidad alguna para cambiar a mis hijos. De muchas maneras, completamente inconsciente, me había puesto la carga de su cambio sobre mis hombros. Había creído que por la fuerza de mi lógica, la amenaza de mi disciplina, la expresión de mi cara, o el tono de mi voz… que con todo eso podía cambiar el corazón de mis hijos, y al cambiar sus corazones, cambiar su comportamiento. Diariamente me levantaba en la mañana y trataba de ser el mesías autoproclamado de mis hijos. Cuanto más traté de hacer aquello que no tengo poder para hacer, más me enojé, me decepcioné, me frustré y me desalenté. Fue un gran desastre. Yo era un pastor, pero no podía ver que en mi crianza negué el mismo evangelio que he tratado de predicar fielmente domingo tras domingo. En mi casa, en la medida en que traté de producir el cambio y el crecimiento de mis hijos, actuaba como si no hubiera un plan de redención, no Jesús el Cristo, ninguna cruz del sacrificio, ninguna tumba vacía y sin un Espíritu Santo vivo y activo. Esa noche Dios me abrió los ojos para ver que yo le estaba pidiendo a la ley lo que solo la gracia puede lograr, y así, nunca iba a funcionar.Empecé a entender que si todo lo que mis hijos necesitaban era un conjunto de normas y un padre como juez, jurado y carcelero, Jesús nunca habría necesitado venir.

Me di cuenta de que los cambios fundamentales que se necesitan en el nivel más profundo del pensamiento y el deseo de mis hijos, para llevarlos a cambios duraderos en su comportamiento, solamente sucederían por medio de la poderosa, transformadora y perdonadora gracia del Señor Jesucristo.

Comencé a darme cuenta de que, como padre, no había sido llamado a ser el productor del cambio, sino una herramienta en las poderosas manos de un Dios que es el único que tiene el poder y la voluntad para deshacernos y reconstruirnos de nuevo. Pero hubo otra cosa que aprendí esa noche.

  1. Me enfrenté al hecho de que para poder ser una herramienta de gracia, yo mismo, desesperadamente necesitaba gracia. En un momento de confesar y abandonar mis delirios de autonomía y autosuficiencia, me enfrenté a mi debilidad de carácter, sabiduría y fuerza. Admití a Dios y a mí mismo que no tenía dentro de mí lo que se necesita para hacer la tarea que me tocó hacer.

Yo no tengo la paciencia infinita, perseverancia fiel, el amor constante, y la gracia siempre lista que se necesita para ser el instrumento en la vida de mis hijos que Dios había designado que fuera.

Y en ese reconocimiento, me di cuenta de que yo era mucho más parecido a mis hijos y menos diferente a ellos de lo que había creído.

Al igual que ellos, soy independiente por naturaleza y autosuficiente.

Al igual que ellos, no siempre amo la autoridad y estimo la sabiduría.

Al igual que ellos, a menudo quiero escribir mis propias reglas y seguir mi propio plan.

Al igual que ellos, quiero que la vida sea predecible, cómoda y fácil.

Al igual que ellos, una y otra vez hago que la vida gire en torno a mí.

Me di cuenta de que si alguna vez fuera a ser la herramienta de la gracia que transforma en la vida de mis hijos, necesitaría ser rescatado diariamente, no de ellos, ¡sino de mí mismo! Es por eso que Jesús vino, para que tuviera todos los recursos que necesito para ser lo que Él ha elegido que sea y para hacer lo que Él me ha llamado a hacer.

En su vida, muerte y resurrección previamente me fue dado todo lo que necesitaba para ser herramienta de aquella gracia que rescata, perdona, y transforma.

Esa noche empecé a encontrar gozo en la imposibilidad de todo esto. La tarea es mucho más grande que nuestra capacidad como padres; no somos mesías de nuestros hijos, y no estamos a merced de los recursos de nuestro propio carácter, sabiduría y fuerza.

Nuestros niños tienen un Mesías. Él está con ellos y trabaja en nosotros y a través de nosotros. El sabio Padre Celestial está trabajando en cada uno en esta escena, y Él no nos llamará a realizar una tarea a menos que nos capacite primero para poder realizarla.

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Exemple

EL EVANGELIO

Por el Anciano Mario Espinosa

OBJETIVO: Motivar al estudio del evangelio para anunciarlo con denuedo

Lea: Romanos 1: 16-17; 3:21-26

INTRODUCCIÓN

Evangelio. El término es una transliteración del griego euaggelion , que significa “buena noticia”. Es la buena noticia del perdón de los pecados y la reconciliación con Dios a través de Jesucristo

Mar 1:14-15 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios  se ha acercado; arrepentíos,  y creed en el evangelio.

Jesús inicia su ministerio predicando el evangelio del reino de Dios: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios  se ha acercado;arrepentíos,  y creed en el evangelio”. Es un llamado al arrepentimiento y a depositar nuestra fe en Jesús, para poder tener la oportunidad de disfrutar el reino de Dios.

Revisando las Escrituras, podemos ver a Jesús en su vida ministerial, predicando y anunciando el evangelio:

Lucas 8:1 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeaspredicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él,

Profetiza como Señal antes del  fin Mat 24:14  Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin

Comisionó a sus discípulos  Mar 16:15  Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

¿Cuál es el mandamiento? Predicar, es decir somos llamados a ser instrumentos para anunciar, ¿anunciar qué?,  El Evangelio, las buenas nuevas, ¿a quién?, a todas la criaturas.

Bueno, si este es el mandamiento, si este es el llamado, el de anunciar El Evangelio, ¿Qué tan importante es para ti el tener claridad respecto a este mensaje? ¿Qué tanto tiempo de tu vida cristiana has dedicado para estudiar este mensaje? ¿Cómo asumir esa responsabilidad de ser testigos y de anunciar un verdadero Evangelio?.

Hay alrededor de 109 versículos en el NT que menciona o hablan del Evangelio. En el libro de los Hechos, se evidencia en los discípulos de Jesús el cumplimiento de la gran comisión.

Hechos 8:4  Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.

Es la intención de Dios a través de su Palabra,  motivarnos, a que valoremos la verdadera  dimensión de este mensaje, iniciemos un estudio diligente y a través de las Escrituras, nos capacitemos para anunciarlo con denuedo.

Jesús inicia su ministerio con un mensaje de arrepentimiento y fe en el Evangelio, para finalmente comisionarnos a que seamos testigos de este anuncio, ¿no son estos eventos una evidencia de que este anuncio es el mensaje más importante de las escrituras? ¿no serán razones suficientes para motivarnos a estudiar?

Responsabilidad y advertencia al anunciar el evangelio 1Co 1:17  Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio;no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.

Gálatas 1:8,10 Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 10  Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

Anatema. MALDITO (antítesis a la santidad)  APARATADO * DE* JEHOVÁ

La Palabra de Dios, nos instruye a que como testigos,  al anunciar el evangelio, no sea un mensaje en donde involucremos nuestra lógica y nuestra razón, sino que habiendo sido diligentes en su estudio, en calidad de verdaderos hijos de Dios, podamos ser guiados en sabiduría por el Espíritu Santo, no con el ánimo de agradar a los hombres sino a Dios, para poder ser considerados por Él como sus siervos.

La Palabra de Dios nos anima a que este anuncio sea Bíblico, de lo contrario al distorsionarlo, transformarlo o acomodarlo, nos convertiría en  anatemas: malditos. Razón suficiente para motivarnos a escudriñar las Escrituras respecto de este mensaje, y poder convertirnos en esos testigos fieles que el Señor  desea que seamos, conscientes de que por el hecho de ser  un mandato, podemos contar con Su incondicional respaldo.

ESTUDIO BÍBLICO

  1. ARREPENTIMIENTO

El arrepentimiento (griego metanoia, literalmente “cambiar de mente” con una consiguiente modificación de conducta) significa volverse, cambiar: en el N.T. se refiere a volverse del camino del pecado. Somos llamados por Dios para abandonar el pecado. De hecho, Dios manda a todos los hombres en todas partes que se arrepientan de sus pecados

Jesús habló más acerca del cielo que del infierno: Mat 25:30  Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes

Mat 8:12  mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes

¿Por qué arrepentirnos y de qué hay que arrepentirse?

El hombre en el mundo se considera bueno, sin embargo Dios a través de las Escrituras dice lo contrario:

¿Cuál es la condición del ser humano bajo la perspectiva de Dios?

Romanos 3:10-12  Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;; 11  No hay quien entienda,  No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;  No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Isa 64:6  Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.

Romanos 3:23  porque  TODOS  pecaron, y están DESTITUÍDOS  de la gloria de Dios

Esta es nuestra lamentable condición sin Cristo, no hay excepción, TODOS somos como suciedad y todas nuestras justicias, todas aquellas obras que considerábamos buenas y que nos hacían ver  buenos; a los ojos del Señor son como trapo de inmundicia.

La RAZÓN: Col 3:23  Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazóncomo para el Señor y no para los hombres;

Sin un nuevo nacimiento, sin arrepentimiento y sin la fe en el Evangelio, aquello que hacemos y que consideramos como “toda buena obra”, lo hemos hecho para nuestros propósitos, para satisfacer nuestro ego y/o buscando mi propia aceptación y la aceptación de nuestro prójimo. No lo hemos hecho para el Señor, no lo hemos hecho para glorificara Dios.

Un religioso y un cristiano, hacen las mismas cosas: Se congregan, hacen cursos bíblicos, diezman, hacen su devocional, profetizan, sacan demonios, hacen  milagros. Sin embargo el religioso va a ser rechazado por Dios Mateo7: 21-23 y es considerado hacedor de maldad.

¿Cuál es la diferencia? el cristiano establece una verdadera relación con Cristo, deposita su confianza en Él, se somete a su Señorío y todo lo que hace es para el Señor, guiado por su precioso y Santo Espíritu, es Dios dirigiendo y controlado su vida. Su motivación es Cristo. La razón porque Él es digno, porque Cristo es digno de toda alabanza, honra y gloria.

Mientras que el religioso lo hace para su propio bienestar, para alimentar su propio ego, y/o para que los demás lo reconozcan, su motivación no es Cristo

¿De qué hay que arrepentirse? Del pecado.  ¿Qué es pecado?  

1Juan 3:4  Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.

Romanos 3:20  ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

¿Qué es pecado?  Juan 16:9  De pecado, por cuanto no creen en mí. No creer en Jesús

Dios no nos mide por lo que hacemos o dejemos de hacer. Él nos mide por nuestra fe.

Proverbios 28.13 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.

Si usted nunca ha confesado sus pecados a Dios para apartarse de ellos, ¿Cree que alcanzará la misericordia de Dios?

EL ARREPENTIMIENTO IMPLICA RECONOCER QUE SOMOS PECADORES Y QUE TENEMOS LA NECESIDAD DE SER PERDONADOS

LO QUE NOS DEBE LLEVAR AL QUEBRANTAMIENTO Y AL RECHAZO DEL PECADO

GENERANDO PERDON DE PECADOS

Salmos  51:17  Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;  Al corazón contrito y humillado no

despreciarás tú, oh Dios.

Santiago 4:10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

Isaías 55:7  Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Hechos 3:19  Así que, arrepentíos y convertíospara que sean borrados vuestros pecadospara que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio

Tengamos en cuenta que:

Santiago 4:6  Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Efesios 2.4-5Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5  aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), Nuestra salvación viene de la misericordia de Dios…

¿Entonces, sin el arrepentimiento, Dios es misericordioso con usted?

Si usted nunca se ha arrepentido, Dios lo resiste. Para experimentar Su misericordia, tiene que llegar delante de Él con una actitud de humildad y de  arrepentimiento

Arrepentirse viene a ser el acto del hombre mediante el cual siente pena y dolor por los pecados cometidos contra Dios, los confiesa, y decide volverse por completo hacia Él para ponerse bajo su señorío.

Si no hay arrepentimiento, no hay salvación

2. EL EVANGELIO 

Pablo da la descripción más completa del evangelio, de la buena noticia:

  1. DEFINICIÓN

1 Corintios 15:1-4: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicadoel cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual, asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras…”

Nos ilustra un orden  para el nacido de nuevo: Predicado * recibido * perseverar

El mensaje  en 1corintios 15:1-2, nos enseña que el evangelio ya declarado, el cual la escritura nos motiva a  predicar, cuando es recibido por revelación del Espíritu Santo, produce un nuevo nacimiento que se manifiesta en el creyente  reteniéndolo y perseverando. La evidencia de la conversión es el fruto.  Si no hay fruto no hay conversión.

¿Cuáles son las tres partes principales del evangelio según este versículo?

  1. Versículo 3: Que Cristo murió por nuestros pecados

  2. Versículo 4a fue sepultado

  3. Versículo 4b resucitó al tercer día

  1. PROCEDENCIA DEL EVANGELIO

Gálatas. 1:10-12 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. 11  Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 12  pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

¿De dónde proviene el evangelio? ­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­  Por revelación de Jesucristo.

El evangelio es recibido por revelación, recordemos que como hijos de Dios estamos llamados para anunciarlo, con temor y temblor, no con nuestra lógica ni con nuestros  argumentos, ni con  la pretensión de buscar el favor y el agrado de los hombres, puesto que no seríamos siervos de Cristo.

Debemos reconocer nuestra incapacidad para convencer a los hombres, solo somos instrumentos comisionados para predicar el Evangelio, los resultados son de Dios.

  1. LO QUE  DICEN LAS ESCRITURAS A CERCA DEL EVANGELIO

  1. EL EVANGELIO ES PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN.

Romanos. 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

¿Qué es el poder de Dios para salvación del hombre?  El evangelio

  1. EN EL EVANGELIO LA JUSTICIA DE DIOS SE REVELA POR FE Y PARA FE.

Romanos 1:17  Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. El evangelio no se trata de la felicidad (una mejora de vida) sino de la justicia

Proverbios 11.4bMas la justicia librará de muerte. Sólo hay una cosa que nos librará de la muerte: la justicia

  1. EL EVANGELIO ES UN MISTERIO YA REVELADO.

Romanos 16:25-26  Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterioque se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26  pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe,

Efesios 6:19  y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,

DENUEDO NOMBRE griego parresia denota libertad de habla, pronunciamientos sin reservas, ABIERTAMENTE, CLARAMENTE, CONFIADAMENTE.

  1. EL EVANGELIO ES UNA FUENTE DE LUZ, ESPERANZA,FE, VIDA Y PAZ

2Corintios 4:3-4  Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4  en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. FUENTE DE LUZ

Colosenses 1:23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del  evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.  El evangelio es fuente deESPERANZA

Colosenses 1:21-22  Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22  en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;¿Cuál es nuestra esperanza? Que siendo extraños y enemigos hemos sido reconciliados para   presentarnos santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.

Hechos. 15:7  Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros  sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del  evangelio y creyesen. El evangelio es fuente de FE

1 Corintios 4:15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en  Cristo Jesús yo os engendrépor medio del evangelio. El evangelio es fuente de VIDA

Efesios 6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. El evangelio es fuente de PAZ

  1. LA MUERTE DEL SEÑOR JESUCRISTO

Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

¿Si guardares toda la ley, pero si ofendieres en un punto en qué situación te encontrarías? Nos hace culpable de todos.

¡El hombre no es víctima, el hombre es culpable¡

  1. Según los siguientes versículos ¿Por qué murió el Señor Jesucristo?

  1. Romanos 3:23  porque  TODOS pecaron, y están DESTITUÍDOS de la gloria de Dios,

  1. Romanos 6:23 Porque la PAGA del pecado es muerte

Recordemos que Bíblicamente la muerte no es cesación o dejar de existir, la muerte es separación. Esta separación es física y espiritual.

En 1Tesalonisenses 5:23  Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo., no enseña que somos un espíritu, tenemos un alma y habitamos en un cuerpo.

La muerte física es la separación del cuerpo, del alma y espíritu, en donde el cuerpo (Génesis 2:7; 3:19) vuelve a su estado: “pues polvo eres, y al polvo volverás”; y el alma y el espíritu son eternos

(Salmos 16:10)

La muerte espiritual es la separación del Espíritu de  Dios del hombre; a causa del pecado el hombre pierde la comunicación con Dios.

La paga del pecado es muerte  ¡La justicia de Dios demanda la muerte del pecador¡

  1. Romanos 5:6-10 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7  Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. :8  Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9  Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10  Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

V6.   Cristo murió por que éramos DËBILES

V8.   Cristo murió por que éramos PECADORES

V10. Cristo murió por que éramos ENEMIGOS

Reconciliación: La reconciliación involucra un cambio para bien en la relación entre dos o más personas, antes distanciadas o enemistadas. En teología, se refiere a un cambio de esta clase en la relación entre Dios y el hombre. Somos por naturaleza “hijos de ira” (Efe. 2:3) y enemigos de Dios (Efe. 2:11-15). Sin embargo, “…fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo…” (Rom. 5:10).

Justificación: Ser justificado es ser hecho o considerado justo. Desde el punto de vista teológico, es un acto divino, por el cual Dios declara al pecador inocente de sus pecados; no que lo sea ahora, sino que es “declarado” o considerado como inocente. Esta justificación no es, sin embargo, arbitraria, ya que se basa en el sacrificio de Jesús, en su sangre derramada: “…siendo ahora justificados por Su sangre…” (Rom. 5:9). Cuando Dios ve al cristiano, lo observa a través del sacrificio de Cristo y lo “ve” como si no tuviese pecado. Esta declaración de inocencia no es gratuita, ya que exige la satisfacción completa de la Ley de Dios: “…sin derramamiento de sangre no hay remisión” (Heb. 9:22). Por el sacrificio de Jesús, “por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación que produce vida” (Rom. 5:18). En la justificación la justicia de Dios cae sobre Sí mismo, sobre Jesús, que de este modo ganó a la iglesia “por su propia sangre” (Hech. 20:28). Así podemos recibir misericordia y no ser condenados por nuestros propios pecados. También la gracia de Dios es derramada sobre nosotros: recibimos vida eterna. Esta justificación es un don de la gracia (Rom. 3:24), por fe (Rom. 3:28) debido a que Jesús cargó con nuestras culpas (Isa. 53:12).

Redención: Redimir significa rescatar a alguien de la esclavitud. A menudo implica pagar un rescate, un precio que hace posible la redención. Los israelitas fueron redimidos de Egipto. Nosotros fuimos redimidos del poder del pecado y de la maldición de la Ley (Gál. 3:13) a través de Jesús (Rom. 3:24; Col. 1:14). Fuimos comprados por un precio, que fue el del sacrificio de Jesucristo (1 Cor. 6:20; 7:23).

Expiación. Es la cancelación del pecado. La expiación y la propiciación son similares, pero la expiación carece de la connotación de tratar con la ira de Dios, de aplacarla a través de un sacrificio. En general, la propiciación es más amplia: cancela el pecado y aplaca la justa ira de Dios. La expiación es solamente la cancelación del pecado.

  1. 1Pedro 3:18 Porque también Cristopadeció una sola vez porlos pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios,siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;

  1. Jesús murió por nuestros pecados. ¿Por qué tenía que morir por nuestros pecados?

Proverbios 17:15  El que justifica al IMPÍO  y el que condena al justo,  Ambos son igualmente  ABOMINACIÓN  a Jehová.

Romanos 3:24  siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es  en Cristo Jesús,

Si Dios perdona al pecador, si Dios justifica al impío, no solo sería injusto sino que también se haría abominación.

Surge el problema más grande  en toda la  Escritura (siendo justificados gratuitamente), la razón por la cual tenemos un Evangelio, la razón por la cual Cristo murió.

Si Dios es justo, Él no puede perdonar al pecador. Si Dios es justo Él no puede justificar al impío.

El amor de Dios  es un amor justo, Dios tiene que satisfacer su justicia antes de perdonar al impío.

Esto no quiere decir que haya una regla de justicia más alta que Dios que Él tenga que satisfacer. Quiere decir que dentro de los atributos de Dios está la  justicia, el amor, su inmutabilidad.

Dios no puede negar su justicia para perdonar al pecador, Dios tiene que satisfacer su justicia, es un Dios perfecto en todos sus atributos.

¿Cómo puede Dios perdonar al pecador y no ser injusto? ¿Cómo puede Dios  justificar al impío sin ser abominación?

Alguien tenía que pagar. Para perdonar, Dios tiene que satisfacer su propia justicia, su justicia demanda la muerte del pecador (Romanos 6:23).

Para satisfacer su justicia, alguien tiene que morir en el lugar del  pecador: la propiciación, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el justo por los injustos, sin mancha, sin defecto, sin pecado, se hizo maldición para que tu vida y mi vida fueran hechas bendición y la ira de Dios que tu y yo merecíamos fue sobre él.

Romanos 3:24-25 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es  en Cristo Jesús,  25a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para  manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26  con  la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que  es de la fe de Jesús.

Redimir: recordemos pagar un precio por un rescate.

Con la propiciación Dios satisface su propia justicia, y sólo entonces es posible que Él pueda perdonar al impío.

Propiciación. La palabra más importante en la Escritura, respecto al evangelio. El acto de propiciar involucra quitar la ira por medio de una ofrenda. Su significado se superpone con el de Expiar, pero el concepto de Expiación no tiene la connotación de apaciguar la justa ira de Dios contra el pecador.

La propiciación es el sacrificio que satisface la justicia de Dios y por medio de este sacrificio Dios puede ser justo y a la vez perdonar y justificar al impío. Sacrificio que satisface la justicia de Dios y calma la ira de Dios contra el pecador.

1Juan2:2  Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

La propiciación es Cristo, solo Cristo.

Razones de La propiciación:

  • Tenía que ser hombre. La sangre de los animales no tienen el poder de quitar los pecados.

Hebreos 10:4  porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.

Juan 1:29  El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Sólo la sangre de Cristo tiene el poder de quitar los pecados

  • Tenía que ser Dios (Divino). ¿Por qué tenía que ser Dios?:

  1. Salmo 3:8  La salvación es de Jehová;  Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah.

Isaías 43:11  Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.

Dios no comparte la salvación con nadie.

  1. Tenía que dar su vida. Sólo Dios tiene vida, Cristo tenía vida en sí mismo.

Juan 5:26  Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;

  1. Sin pecado, sin mancha, sin defecto1Pe 3:18  Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad  muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;

  1. Sólo Dios puede soportar la ira de Dios y resucitar de nuevo

  1. Su sacrificio de un valor infinito. Sólo Dios tiene valor infinito.

  1. Según los siguientes versículos ¿Qué sucedió realmente con Cristo en la cruz?

EN LA CRUZ JESÚS MURIÓ COMO NUESTRO SUSTITUTO

  1. Isaías 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

1Pedro2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Según Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

Somos PECADORES y destituidos DE LA GLORIA DE DIOS. En la cruz Jesús llevó nuestros pecados, para que nosotros estando muertos en nuestros pecados vivamos a  la justicia. Dios CARGÓ en Cristo el PECADO  De todos nosotros

  1. Éramos merecedores del castigo de la ira de DiosIsa 53:10  Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.

Isaías 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebelionesmolido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Su Padre lo quebrantó sujetándole a padecimiento. Cristo fue HERIDO por nuestras REBELIONES molido por nuestrosPECADOS el castigo de nuestra PAZ fue sobre ÉL, por su llaga fuimos CURADOS

  1. Estábamos bajo una maldición Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero.

En la cruz Jesús llegó a ser maldición en nuestro lugar

La maldición reduce al que la recibe a un estado de impotencia, como si estuviera amarrado, siendo incapaz de impedir sus efectos. La maldición es un acto reservado sólo  al santo y justo juicio de Dios. Los creyentes no deben maldecir a nada ni a nadie. Romanos 12:14  Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Mat 5:44  Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen

  1. Estábamos separados de Dios Romanos 6:23Porque la paga del pecado es muerte.

Mateo 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? En la cruz Jesús fue  DESAMPARADO por Dios en nuestro lugar.

  1. Juan 19:30  Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. Pagó nuestra deuda

Esta frase “consumado es” corresponde a la palabra griega  teletestai, una fórmula usada para la firma de recibos, y que significa “pagado en su totalidad” o “cancelado.” Entonces, Jesús declara que se ha logrado la completa redención en la cruz

  1. Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Estábamos condenados.

Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. En la cruz, Jesús fue Muerto en nuestro lugar, sentencia cumplida:

En la cruz Jesús cargó el pecado de todos nosotros, la ira de Dios que merecíamos fue sobre Él: quebrantado por su Padre sujetado a padecimiento, fue HERIDO por nuestras REBELIONES molido por nuestros PECADOS el castigo de nuestraPAZ fue sobre ÉL por su llaga fuimos CURADOS, se hizo maldición, fue desamparado por su Padre y fue muerto en nuestro lugar.

  1. FUE SEPULTADO

Juan19:40  -42 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. 41  Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. 42  Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús. 

  1. LA RESURRECCION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

  1. ¿Por qué era tan importante que Jesús resucitara?

1Corintios 15:12-18 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 13  Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14  Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 15  Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 16  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17  y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. 8  Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.

1Corintios 15:32  Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.

Si no hay resurrección de muertos tampoco Cristo resucitó y Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe vana es nuestra predicación, y somos hallados falsos testigos, por lo tanto comamos y bebamos, porque mañana moriremos

Y lo más grave aún estamos en nuestros pecados, sin esperanza,

  1. Según Lucas 24:36-43

Lucas 24:39-40  Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40  Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.

Cristo resucitó  corporalmente, es decir en espíritu y en cuerpo

  1. Cristo ha resucitado de los muertos, según los siguientes versículos ¿Cuáles son algunas de las consecuencias de la resurrección de Cristo?

Romanos 1:4  que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos

  1. Jesús ha sido declarado el Hijo de Dios con  Poder

Hebreos 1:3   el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

  1. Jesús ha sido exaltado a la diestra de Dios

Mateo 28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el  cielo y en la tierra

  1. Jesús ha recibido toda autoridad en el cielo y en  la tierra                 

Romanos 4:25  el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra  justificación.

  1. Salvación(Justificación) para los que creen

1 Corintios 15:20-23 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de  los que durmieron es hecho. 21  Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22  Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23  Pero cada uno en  su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de  Cristo, en su venida.

  1. La resurrección de Jesús es la garantía de la  resurrección  futura de los que creen

Hebreos 7:22-25  Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. 23  Y los otros sacerdotes  llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24  mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio  inmutable; 25  por lo cual puede también salvar  perpetuamente a los que por él se  acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

  1. Jesús es el sumo sacerdote que intercede por lo  que creen

Hechos 2:32-33 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33  Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre  la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

  1. La promesa del Espíritu Santo para los que creen

  1. EL SEÑOR JESUCRISTO ES EL ÚNICO CAMINO A LA SALVACIÓN

  1. L a Biblia testifica que la salvación es exclusivamente por medio del Señor Jesucristo

  1. Juan14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí

  1. Hechos 4:12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

  1. 1Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,

EVIDENCIA DE LA SALVACIÓN

 Mat 7:16-20  Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los  abrojos? 17  Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos 18  No  puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.19  Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20  Así que, por sus frutos los conoceréis.

 2Co 5:17  De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

 Juan 15:5  Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

 1Pe 4:17-18  Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero  comienza  por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al EVANGELIO de Dios?18  Y: Si el justo con DIFICULTAD se salva,  ¿En dónde aparecerá el IMPÍO y el PECADOR?

No podemos determinar o decirle a una persona si es o no salva.

La mayor evidencia de la salvación es la santificación. Si no hay fruto, si no hay una vida transformada, no hay salvación.

RESUMEN Según Marcos 16: 15-18 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.16  El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 17  Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18  tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

¿Qué responsabilidad tiene el discípulo de Cristo con respecto al evangelio y el mundo?

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura

¿Qué promete la Escritura al que cree en el evangelio? El que creyere y fuere bautizado, será salvo

¿Qué promete la Escritura al que no cree? Mas el que no creyere, será condenado

El Evangelio es  poder de Dios para salvación, en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, el Evangelio es fuente de esperanza, luz, fe, vida y paz  Jesús es SALVADOR, ESPERANZA,LUZ, FE, VIDA Y PAZ.

PREDICAR EL EVANGELIO ES PREDICAR A JESÚS

ANEXO

Romanos 10:9  que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10  Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11  Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.12  Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13  porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 14  ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15  ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! 16  Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 17  Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

REFLEXIÓN

El Señor Dijo:

El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios  se ha acercado; arrepentíos,  y creed en el evangelio.

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura

: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

Como hijos de Dios, dispuestos a hacer la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos, tenemos un mandamiento por cumplir: predicar las buenas nuevas,  EL EVANGELIO ”….Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.” 1 Corintios 15:3-4

Dios en su mensaje demanda el arrepentimiento y que creamos en el evangelio. Invita venir a Cristo con un corazón arrepentido, depositando nuestra fe en Él, para su gloria y beneplácito, porque es merecedor de toda alabanza, honra y gloria, porque Él es digno.

Preguntas: ¿Puedes ver tu pecado?, ¿Aborreces el pecado que amaste? ¿Deseas ser limpio, santo, hijo de Dios?¿Deseas glorificar y honrar a Dios? ¿Es Cristo para ti precioso? Clama a Cristo con arrepentimiento y fe  y Él te salvará, pero ten en cuenta que la evidencia de la salvación es una vida transformada.

NOTA: No puedo dejar de reconocer que han sido las prédicas del hermano Paul Washer acerca del Evangelio, lo que me han influenciado,  motivado, orientado y permitido condensar el presente mensaje.

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Exemple

¿Quiénes son los sujetos del bautismo cristiano?

 Un enfoque diferente

Pastor Nicolás Lammé

Nota aclaratoria: Yo no creo que la doctrina del bautismo infantil sea de la esencia de la fe cristiana. Trabajo con bautistas reformados y reconozco que lo que nosotros tenemos en común es mucho más importante que lo que nos divide. Siempre he dicho que no es sabio en la guerra señalar a sus amigos. No obstante, creo que el bautismo es una doctrina sumamente importante. Yo no crecí como Presbiteriano ni paedobautista.1  Llegué a estas convicciones como adulto. Cuando bautizamos a nuestra primera hija hace casi una década, invité a mi mamá y le pregunté que si ella quería asistir al bautismo de Ester. Me respondió: ¿Quieres decir, dedicación, verdad? Cuando le dije que me había escuchado correctamente, me dijo que no éramos católicos y que ¿por qué bautizaba yo a su nieta? Esa fue la primera vez de muchas que tuve que explicar o defender mi creencia. Este estudio es el producto de mis propias luchas y reflecciones sobre esta doctrina. Se lo ofrezco al lector en el espíritu de hermandad y amor. No tengo deseo de pelear ni de criticar a mis hermanos bautistas en la fe. Les invitoa responder si en algo creen que estoy equivocado. Que el Señor les bendiga a través de este estudio y que haga crecer su Iglesia para honor y gloria de Cristo ahora y por todas las generaciones.

 1. Introducción

El teólogo bautista Fred Malone dice que los teólogos reformados voluntariamente admiten que no existe ningún mandamiento o ejemplo en todo el Nuevo Testamento de un mandamiento positivo de bautizar a los infantes de los creyen- tes.2 Lo que asevera es cierto. Además, los bautistas, debido a su concepto de la iglesia, argumentan que una evidencia demostrable de la participación real de la persona en Cristo es necesaria para bautizarla. La membresía en la iglesia cristiana es una membresía estrictamente espiritual, y estos reciben la ordenanza del bautismo voluntariamente, en obediencia al mandamiento de Jesucristo.3 Los que están investigando la fe y los niños inconversos de los creyentes no tienen derecho a la membresía ni a las ordenanzas de la iglesia. Dice Jeremiah B. Jetter sobre los sujetos adecuados del bautismo:

Si el paedobautismo es una ordenanza divina, obliga a todo padre cristiano. Las escrituras fueron escritas para su instrucción  en la justicia. ¿No extraña que no contienen ninguna informa ción clara con respecto al rito? El deber de los padres israelitas de circuncidar a sus hijos, y el de bautizar a todo creyente, se expresan con suficiente claridad, pues un niño los puede ver por escrito a plena luz; no obstante, el deber de los padres de bautizar a sus hijos sólo se halla por una búsqueda aplicada y una interpretación ingeniosa de las Escrituras, y multitudes hay que no lo pueden encontrar en modo alguno.4

Según estos dos teólogos (y acepto sus conclusiones como representativas de los bautistas en general), ambos aseveran que el único mandato explícito que contiene el Nuevo Testamento es el de bautizar a los adultos confesantes. Los dos acuden al mismo pasaje para dar la evidencia definitiva de un mandamiento explícito para bautizar a adultos. Malone dice:

Los bautistas a menudo rechazan el paedobautismo presbi- teriano, demostrando que la teología pactal de los paedobautistas erróneamente permite que la “buena y necesaria consecuencia” de la circuncisión del Antiguo Testamento obvie la única institución positiva del bautismo en el Nuevo Testamento, a saber, que se le aplica sólo a discípulos.5

Jetter apoya lo que asevera Malone cuando escribe:

El bautismo es una institución positiva o legal. No es obliga- torio excepto por la voluntad divina, y conforme con la revelación de la misma a nosotros. La cuestión al respecto debería ser —no, ¿Qué opinas tú? sino, ¿Qué lees tú? [El bautismo] es lo que Dios quiere que sea —nada menos y nada más. ¿Nos dirigimos, pues, a la ley del bautismo cristiano? Mateo 28:19–20 dice: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñán- doles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Toda ley positiva debe ser estrictamente interpretada. El mandamiento de hacer discípulos y bautizarlos difiere en gran manera del manda- miento de bautizar a las personas y después hacerlas discípulos.

¿Cómo entendieron los apóstoles a su gran comisión? “Enseña a todas las naciones, bautizándolas” —no a todas las naciones en masa, a los buenos, los malos o indiferentes, sino a los discípulos instruidos; “enseñándoles” a los discípulos bautizados.6

Tanto Malone como Jetter reconocen que en el todo el Nuevo Testamento, el único mandamiento positivo que esta- blece sin lugar a dudas quiénes son los sujetos del bautismo cristiano, es el mandamiento de Jesús en Mateo 28. Ofrecemos un comentario más de Malone:

El paedobautismo se fundamenta en gran parte en un mal uso de la “buena y necesaria consecuencia”, o inferencia, de los sujetos de la circuncisión del Antiguo Testamento. Sin embargo, el credobautismo fundamenta su doctrina de los sujetos del bautismo sobre una ordenanza positivamente instituida, necesariamente contendida en las Escrituras… Así pues los bautistas pactales se aferran a las palabras mismas, instituidas en las Escrituras, para formular su doctrina de los sujetos del bautismo (i.e. discípulos solamente) en vez de una inferencia posiblemente errónea de los sujetos de la circuncisión. La hermenéutica consistente exige que un sacramento instituido (una ordenanza) se adapte a las pala- bras de institución que se encuentran en la Escritura, inclusive la identificación de sus sujetos. El único bautismo instituido en la Escritura es el bautismo de discípulos solamente. La “inferencia” sola no es capaz de señalar los sujetos “necesarios” del bautismo.7

Los bautistas sostienen tres cosas: 1) no existe ningún mandamiento positivo o directo en todo el Nuevo Testamento que nos exija bautizar a nuestros infantes; 2) Jesucristo mismo, cuando instituyó el sacramento del bautismo cristiano, señaló sólo a los discípulos como los sujetos apropiados de la orde- nanza y que este mandamiento es el único mandamiento positivo que nos dice quiénes son los que tienen acceso al bautismo; y 3) los discípulos son todos aquellos que han dado evidencia suficiente que han sido regenerados por el Espíritu Santo y por eso tienen derecho a ser miembros de la iglesia por medio del bautismo.

Los Reformados y Presbiterianos admiten que el Nuevo Testamento carece de evidencia explícita para la práctica del paedobautismo. Berkhof dice,

Debe decirse desde el principio que no hay un mandato explí- cito en la Biblia para bautizar a los niños, y que no hay un solo ejemplo en el que con toda claridad se nos diga que los niños fueron bautizados.8

También dice que “el Nuevo Testamento no contiene evidencia directa para la práctica del bautismo infantil en los días de los apóstoles”9 Estas dos admisiones son sorprendentes. En vista de todo lo anterior, planteo la siguiente pregunta: Si no hay ningún mandamiento positivo en todo el Nuevo Testamento de bautizar a los niños de los creyentes, ¿por qué lo hacen los paedobautistas? ¿Estamos por encima de las Escrituras?

 2. Defensas tradicionales de la práctica del paedobautismo

Antes de continuar, vale la pena repasar en breve los argumentos tradicionales en defensa de la práctica del paedo-bautismo. En breve, la siguiente lista es un resumen de los argumentos tradicionales a favor del paedobautismo. Tomen en cuenta que estos son resúmenes y no argumentos completos. Es posible que en ciertos casos sean simplificaciones inade- cuadas de argumentos más complejos. Por eso, ninguno debe juzgar la validez de ninguno de los siguientes argumentos con base en el presente resumen.10

1. La continuidad del pacto: Se argumenta que el pacto hecho con Abraham, siendo un pacto espiritual, fue señalado y sellado por medio de la circuncisión. La circuncisión era un rito con significado espiritual y les fue aplicada a los infantes varones y a todo varón que pertenecía a la familia. Este pacto sigue vigente y, según Berkhof, es “en esencia idéntico con el (nuevo pacto) de la presente dispensación”.11 Porque así lo quiso Dios, los infantes participaban de los beneficios del pacto y por eso recibían la señal y sello de la circuncisión. Ya que en la nueva dispensación, el bautismo ha venido a sustituir a la circuncisión, los mismos sujetos de la circuncisión bajo en Viejo Pacto son los mismos bajo el Nuevo (Col. 2:11–12). De igual manera, los niños del Nuevo Pacto reciben la señal y sello de Cristo que es el bautismo cristiano.

2. Bautismos familiares:  En el libro de hechos, repe- tidas veces vemos que los apóstoles bautizan a familias enteras (Hch. 16:15, 33; 1 Cor. 1:16). Si bien no se dice explícitamente en ninguna parte que estas familias contenían niños, se argumenta que es muy probable que sí. Es difícil creer que en todas estas familias no hubiera ningún niño. También es difícil creer que los apóstoles, sin mencionar nada, excluyeran a los niños que hubiera del bautismo cristiano. Berkhof también dice: “si los había, resulta moralmente cierto que ellos fueron bauti- zados juntamente con sus padres. El Nuevo Testamento, ciertamente, no contiene evidencias de que personas nacidas y crecidas en familias cristianas no hayan sido bautizadas y no hayan profesado su fe en Cristo sino hasta que llegaran a los años de discreción. Ni hay la más ligera alusión a práctica semejante”.12

3. La historia de la Iglesia cristiana: Es claro que desde

muy temprano, la Iglesia bautizaba a los niños. Orígenes dice  que el bautismo de los infantes era una tradición apostólica, “Porque pasaba esto también, que la iglesia tenía desde los apóstoles una tradición (o una orden) de bautizar también a los niños”.13 Berkhof también observa que en el Concilio de Cartago (253 d.C.), la disputa era si los niños debían o no ser bautizados antes de los ocho días. Berkhof asevera que la legitimidad del bautismo infantil no se ponía en disputa hasta los anabaptistas en los tiempos de la Reforma Protestante.14  Mientras que la historia y la tradición de la iglesia tienen mucho peso, todos reconocen que sólo porque una práctica tiene pedigrí no significa que sea bíblica y legítima. Mientras que los varios ejemplos históricos prestan peso a una práctica, por si sola, no es un argumento definitivo.

4. Mateo 19.14: “Pero dijo Jesús: Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”. Varios teólogos reformados acuden a este texto para decir que porque Cristo invita a los niños a ir a él, por tanto los debemos bautizar. Por sí solo, es posible que no haya un argumento más débil a favor del bautismo de los niños. Este texto es, sin lugar a dudas, precioso y significa mucho para nuestros hijos, pero difí- cilmente nos otorga una base sólida para el bautismo de los infantes.

5. Hechos 2.38–39: En este texto, Pedro predica en el día de Pentecostés: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. Para muchos, este texto es inconquistable e irre- futablemente enseña que las promesas del pacto también pertenecen a los niños de los creyentes. No obstante, aunque este texto pareciera ser inatacable, un hermano bautista me respondió una vez que lo que Pedro dice es que la promesa del evangelio es para los judíos, sus hijos y los gentiles (a saber, los que están lejos). Aunque yo argu- mentaba que no podía ser el caso porque Pedro todavía no entendía el verdadero alcance del Evangelio, mi amigo quedó poco convencido. No obstante, este texto ha sido una parte importante del argumento paedobautista para demostrar que los niños de los creyentes también son reci- pientes de las promesas y por tanto deben ser bautizados.

6. 1 Cor. 7.14: Pablo dice aquí que los hijos son santos por causa de un padre que es creyente. Parece que Pablo se refiere a la distinción entre lo limpio y lo inmundo, tal como se halla en la ley. En otras palabras, los niños de este padre no son iguales a los del mundo, sino que son separados en virtud de la fe de su padre. Se ha usado para mostrar que los hijos de un creyente son especiales y no comunes como los niños de los incrédulos. Por tanto Dios los está llamando, incluso desde la infancia, y por eso deben ser bautizados.

Sin duda, hay otros argumentos que no incluí y no dudo que los argumentos que acabo de repasar son insuficientes e incompletos. Lo que quiero observar es que estos argumentos constituyen un grupo de argumentos tradicionales dirigidos a favor del paedobautismo. No obstante los miles de páginas que han sido redactadas para publicar detalladamente estos argumentos, hay muchos que todavía no están convencidos. La verdad es que ninguno de estos argumentos por sí solo tiene la capacidad de sostener la práctica del bautismo de infantes. Como un conjunto son más eficientes. Sin embargo, son confrontados con un gran número de argumentos en su contra. Si bien los teólogos paedobautistas han redactado cientos de miles de páginas que cabal y expertamente contestan las objeciones de los credobautistas, el esfuerzo ha resultado en gran medida infructuoso.

Para muchos, no les satisface ningún argumento en pro del bautismo de infantes a menos que haya un mandamiento explícito a su favor. Como me dijo un amigo bautista reformado: Es posible que me convenza. Pero sólo si me puede mostrar en la Biblia donde Jesús o uno de los apóstoles lo manda. Acepto el reto. Pero primero, contestemos unas cuantas preguntas preliminares.

3. Preguntas preliminares

Antes de abordar el tema de los sujetos, o recipientes, del bautismo, tenemos que poner en claro unos cuantos términos o conceptos claves.

3.1. ¿Qué es un sacramento?

La ordenanza del bautismo es uno de los únicos dos sacramentos que tiene la iglesia cristiana.15 Por esta razón es bastante importante que definamos qué es un sacramento. El catecismo menor de Westminster dice que “un sacramento es una ordenanza sagrada instituida por Cristo; en la cual, mediante signos perceptibles, Cristo y los beneficios del Nuevo Pacto, son representados, sellados y aplicados a los creyentes” (1 Cor. 1:23, 26; Mt. 26:26–28; 28:19; Mr. 14:22–25; Lc.22:19–20; Gn. 17:7–10; Éx. 12; Gl. 3:27; 1 Cor. 10:16–17; 11:23, 26)16. Si un sacramento así se define, como una orde- nanza instituida por Cristo mismo, entonces el bautismo sí es un sacramento y no es opcional, sino obligatorio para todo creyente, en obediencia a Cristo mismo. Pero ¿dónde instituye este sacramento para ser observado en la iglesia cristiana hasta el fin del mundo?

3.2. ¿Dónde instituye Cristo el sacramento del bautismo cristiano?

Tanto bautistas (i.e. Malone y Jetter, et. al.) como los paedobautistas reconocen que Cristo mismo instituyó el sacra- mento del bautismo en Mateo 28:16–20 (en particular v19) cuando comisionó a sus discípulos, enviándolos ahora como apóstoles, investidos de toda la autoridad de Cristo para hacer discípulos, bautizándolos en el nombre del Dios trino y enseñándoles todo lo que Cristo les había enseñado. Este texto es la institución, el comienzo, la fuente de autoridad divina para nuestra práctica actual del bautismo en la iglesia cristiana. Nadie discute que aquí Jesús instituye la práctica.

3.3. ¿Qué significan las palabras de Jesús en Mateo 28:19?

Cristo instituyó el sacramento del bautismo cristiano con las siguientes palabras: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado;…” ¿Qué quería decir Jesús con estas palabras y cómo las entendían los apóstoles?

Primero, una traducción alternativa de estas palabras sería:

“Por lo tanto, habiendo ido,17  hagan discípulos a todas las naciones (o gentiles, paganos), bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todo lo que les mandé…”

El valor de esta traducción es que nos permite ver con bastante claridad el verbo principal de la comisión, aislado del resto de la oración. No es: ir, bautizar o enseñar. Todas estas son actividades  que hacemos mientras que realizamos el mandamiento principal de la comisión apostólica: “Hagan discípulos”. ¿Cómo funcionan los otros elementos (ir, bautizar y enseñar) con respecto al mandamiento de hacer discípulos? Los tres elementos, ir, bautizar y enseñar18  son participios adverbiales en griego. Un participio adverbial califica al verbo y concuerda con el sujeto en género, número y caso.19

El contexto implicaría que estos participios adverbiales son participios modales, es decir, participios que describen la manera en la que la acción del verbo principal se realiza. Quiero aclarar, estos participios no son instrumentales. Los discípulos no se hacen por medio del bautismo o por la enseñanza. El bautismo y la enseñanza describen la manera del discipulado, o la vida del discípulo. Las palabras de Jesús nos dejan en claro la manera de la comisión apostólica. Los apóstoles, yendo a todo el mundo, tenían que hacer discípulos de Jesús, bautizándolos en el nombre del Dios trino y enseñándoles toda la voluntad divina, tal y como Jesús se la entregó (1 Cor. 15:3).

3.4. Según Jesús, ¿Quiénes deben recibir el bautismo cristiano?

Pareciera lo más claro y evidente que Jesús, cuando instituyó el sacramento del bautismo cristiano, nos dijo sin lugar a dudas quienes son los sujetos del bautismo: los discípulos. ¿Estamos de acuerdo, entonces, con Malone y Jetter? ¿No derroca por siempre el argumento de los paedobautistas de que los niños de los creyentes también tienen derecho al bautismo? Sí, no y no. Sí estamos de acuerdo con Malone y Jetter que “la única institución positiva del bautismo en el Nuevo Testamento” es la de bautizar “sólo a discípulos”.20 Junto con Malone, nos aferramos a las mismas palabras de las Escrituras21  y confesamos con él que “El único bautismo instituido en la Escritura es el bautismo de discípulos solamente”.22 En este sentido, vamos de la mano con Malone y Jetter. Sin embargo, esto no quiere que tengan razón en cuanto a que los niños son excluidos de facto de la ordenanza del bautismo. Tampoco estamos de acuerdo con ellos que sólo adultos confesantes sean discípulos. Si se puede demostrar que la Biblia considera a los niños como discí- pulos también, entonces lógicamente también tienen derecho al sacramento del bautismo que Jesús mismo manda aplicar a todos los discípulos.

 4. ¿Quiénes son discípulos?

Ya hemos dicho que el bautismo no hace que alguien sea un discípulo. Es más, son sólo los discípulos quienes pueden ser bautizados. Nos es preciso plantear la pregunta: ¿Quiénes son discípulos?

4.1. ¿Qué es un discípulo?

La palabra discípulo, μαθητής en griego, aparece por lo menos 250 veces en el Nuevo Testamento, solamente en los Evangelios y Hechos. Tampoco aparece en la Septuaginta. No obstante, aunque el término no aparece sino en los Evangelios y Hechos, nadie puede negar que toda la Biblia está repleta del concepto del discipulado. De todos modos, por el momento, nos limitaremos a los Evangelios y Hechos para establecer el significado del término μαθητής (discípulo).

En primer lugar, el significado básico de la palabra μαθητής es: seguidor, alumno o pupilo.23 En los Evangelios, el uso de la palabra denota, en casi todos los ejemplos,24 los hombres que se unieron a Jesús como su Maestro o Señor.25 Este discipulado no era meramente externo, sino que también tocó toda parte de su vida, física y espiritual. En los Evangelios, los discípulos de Jesús incluían a todos los que él llamó. Incluían a los doce (οἱ δώδεκα) además de muchos más que le seguían. La Biblia da los siguientes ejem- plos de quienes eran los discípulos de Jesús:

1.   Los doce eran sus discípulos (Mt. 10:1; 11:1; 20:17)

2.  El hombre que quería enterrar a su padre antes de seguir a Jesús se llama “otro de sus discípulos”. (Mt. 8:21)

3.   Muchos otros que le seguían por un tiempo durante su ministerio terrenal, los cuales se distinguen de los doce ( Jn. 6:60–71).

4.   Jesús mismo escogió a Judas Iscariote aunque sabía que

era diablo ( Jn. 6:70).

5.  Los 72 que Jesús envió (Lc. 10:1)

Hay otros ejemplos también de los que seguían a Jesús y se consideraban como discípulos. Por ejemplo, en Lucas 6:17, “Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano; y había una gran multitud de sus discípulos, y una gran muche- dumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón” (BLA, énfasis mío). Es evidente que aunque Cristo había escogido a los doce para ser sus discí- pulos más íntimos (y de entre ellos escogió a un grupo aún más pequeño), él tenía muchos discípulos que le seguían y aprendían de él. Al final, aunque eran discípulos, todos lo abandonaron, inclusive los doce. Es interesante que Lucas haya hecho uso del término μαθητής hasta el capítulo 22:45 de su Evangelio, cuando Jesús es arrestado en el huerto, y no vuelve a usar el término hasta Hechos 6:1, refiriéndose a la comunidad de los creyentes. ¿Puede ser que habiéndolo aban- donado, traicionaron a su maestro y dejaron de ser, en los ojos de Lucas, discípulos, hasta que Cristo después de su resurrección los restaura a sí mismo?26

Los discípulos de Jesús eran bastante diferentes de los discípulos de los filósofos griegos y de los rabinos judíos. Los discípulos griegos y judíos se unían a sus maestros, los cuales representaban una tradición o enseñanza filosófica, y la meta era llegar a superar al maestro, ser maestros ellos mismos y tener sus propios discípulos. Pero en el caso de los discípulos de Jesús, no se unieron a una tradición ni a una enseñanza, sino a una persona. Cristo llamó a sus discípulos a seguirle a él y eso los distinguía de los discípulos de cualquier otro rabí o maestro.Hay una característica más de los discípulos de Jesús que los distinguen de los discípulos de los griegos o de los rabinos judíos. A diferencia de ellos, los discípulos de Jesús no iniciaban debates con su maestro. Sólo sus enemigos enta- blaron debates con Jesús. Los discípulos de Jesús eran “oyentes” y él les enseñaba su Palabra. Ellos sólo le hacían preguntas cuando no entendían lo que había dicho.27 La única postura apropiada para los discípulos de Jesús era una de obediencia. Si ellos permanecieran en su Palabra, serían sus discípulos y conociendo la verdad, serían libres ( Jn. 8:31). Jesús no tenía par. No era posible que sus discípulos le superaran. Era único y sus palabras eran palabras de vida. Para ser su discípulo, tenían que recibirlo tanto a él como sus mandamientos. Ningún otro maestro en la Antigüedad exigía esta clase de fe de sus seguidores.

4.2.  Conclusiones preliminares

De lo anteriormente dicho, concluimos que:

μαθητής no es sinónimo de regenerado: Sería un error creer que solamente los regenerados son discípulos. Bíblicamente sólo los regenerados son de verdad discípulos espirituales de Jesús. No obstante, no debemos ser más papistas que el Papa o más bíblicos que la Biblia. Pues, la Biblia misma, como hemos visto, aplica el término μαθητής a una gran variedad de personas. Por ejemplo, los doce son μαθηται (discípulos), pero Judas Iscariote era un diablo, traicionero y reprobado. No era regenerado y sin embargo, Jesús mismo lo llama discípulo. Ya vimos que había mucha gente que seguía a Jesús y la Biblia los llama “discípulos”. No obstante, lo abandonaron. Es posible que alguien sea un discípulo externamente, sin ser regenerado (¿todavía?) por el Espíritu Santo de Dios. En este contexto, vale la pena notar que Jesús, en Mateo 28, no les dice a sus discípulos: “Id y convertid a las naciones, bautizándolos…”. Más bien, dice, “haced discí- pulos”. La iglesia no puede regenerar ni convertir a nadie. Esa es la tarea de Dios el Espíritu Santo. La iglesia, con su tarea apostólica, sólo puede hacer discípulos. La tarea de regeneración y conversión pertenece a Dios. Es posible, aunque no tiene que ser el caso, que muchos sean discípulos antes de ser regenerados.

No se requiere que alguien tenga un conocimiento completo o maduro para ser un μαθητής: Los discípulos aprendieron de Jesús por tres años y todavía la Biblia nos dice que ellos mismos no entendían muy bien su enseñanza (hasta después de su resurrección). La Biblia nos dice que ellos creían en Jesús: “manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él” ( Jn. 2:11). Pero esto dice la Biblia justo después de su milagro en la boda de Caná. La verdad es que tenían muy poco conocimiento verdadero de su naturaleza, su persona o su obra. Siempre Juan nos recuerda: “Sus discípulos no entendieron esto al principio” ( Juan 12:16; ver también 16:19ss). Ellos no podían haber articulado las doctrinas de gracia, y mucho menos una soteriología sistemática. Su fe consistía en una confianza en la persona de Jesucristo que era el Mesías prometido. No fue hasta después de su resurrección que entendieron todo lo que su Maestro les había dicho en cuanto a sí mismo. Los doce discípulos, llamados y aceptados por Jesús como discípulos, no podrían hoy ser recibidos y bautizados en muchas igle- sias contemporáneas que exigen, en vez de una fe sincera en Jesús, un conocimiento intelectual maduro de las doctrinas de la gracia. Sin embargo, bíblicamente hablando, este cono- cimiento maduro o desarrollado no era lo que caracterizaba a los discípulos de Jesús.

4.3.  Los discípulos en el libro de los Hechos

En Hechos, Lucas hace uso del término μαθητής como sinónimo de cristiano o de un miembro de la comunidad cristiana. Por ejemplo:

En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria… Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. (Hechos 6:1, 7) Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión:… (Hechos 9:10) Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía. (Hechos 11:26) De Hechos 6:1 al 21:16, discípulo y cristiano son sinó- nimos. Muchas veces se refiere a los discípulos, hablando de todos los cristianos de un lugar (p.ej. Hch. 21:24).

4.4. ¿Eran los niños también considerados como discípulos?

Los primeros cristianos se llamaban discípulos y este término se aplicaba a toda la comunidad, tanto a adultos confesantes como a sus hijos. Ya hemos visto que un conocimiento maduro de las doctrinas de Dios no era un requisito para ser un discípulo de Jesús. ¿Será que los niños también son incluidos?

En Hechos 16:1 dice:

Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego.

Timoteo, como adulto, se llama un discípulo y según hemos visto, por este término Lucas nos quiere señalar que era un cristiano. Pero planteamos la pregunta: ¿cuando comenzó a ser discípulo? En 2 Timoteo 3:14–15 aprendemos que Timoteo era un discípulo desde su infancia:

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

Un discípulo es un oyente, un alumno, un pupilo, alguien que aprende a caminar en las sendas del Señor. Para algunos, esta jornada no comienza hasta que son adultos. Pero para otros, como Timoteo, comienza en su infancia. Es decir, algunos llegan a ser discípulos por conversión y otros por nacimiento.

A los que nacen en la vida del discipulado, los padres tienen la especial obligación de llevarlos a Jesús, de darlo a conocer a su familia, y de caminar con su familia en la fe (Mt. 19:14). Pablo le dice a Timoteo que esta fe que tiene es su herencia, porque la aprendió de su abuela y de su madre, dos mujeres dedicadas a Dios: “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (1 Tm. 1:5). Pablo instruye a los Padres a hacer lo mismo que estas mujeres:

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. (Ef. 6:4)

Nuestros hijos nacen en una vida de discipulado. Pablo nos enseña que debemos discipular a nuestros hijos en la fe que es en Jesús. Este concepto que tiene de nuestros hijos, el de discípulos de Cristo desde su infancia, no es novedoso y tampoco es propio del Nuevo Testamento. Es un concepto bien arraigado en las páginas del Antiguo Testamento y Pablo se lo aplica a los hijos de los creyentes.28  Lo siguiente es el testimonio del Antiguo Testamento respecto a los deberes de los padres hacia sus hijos:

Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. (Gen. 18:19)

Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. (Dt. 4:9)

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. (Dt. 6:6–9)

Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra. (Dt. 11:19–21)

Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apre- sure tu alma para destruirlo. (Prov. 19:18)

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Prov. 22:6)

4.5.  Nuestros hijos son discípulos

En vista de tanta evidencia bíblica, sería difícil negar que nuestros hijos fueran discípulos. Es cierto que no tienen, en su edad tierna y su inmadurez de la juventud, un conocimiento intelectual muy bien formado o maduro de las cosas de Dios. Pero, por eso son considerados discípulos. Es nuestro trabajo instruirles en el camino del Señor. Como hemos dicho, discípulo no es sinónimo de regenerado. La obra de regeneración es de Dios y el Espíritu actúa y obra donde y cuando quiera. Nosotros sólo podemos ver los frutos de la obra del Espíritu en la vida de nuestros hijos, igual que la vida de cualquier adulto confesante. Nos toca a nosotros ser fieles en instruir y guiar a nuestros hijos según Dios nos manda. Nuestros hijos le pertenecen a Dios y nos son dados en confianza para ser llevados a Jesús en su evangelio. Este es el camino del discípulo.

5. Los niños  y el bautismo

Hay muchos asuntos que no tenemos espacio de abordar en este estudio. Por ejemplo, no podemos hablar del modo y del significado del bautismo. Sin embargo, debemos hacer unas observaciones con respecto al bautismo y su significado para nuestros hijos.

Primero, siendo nuestros hijos discípulos, tienen el derecho al bautismo cristiano, según el mandamiento de Jesús cuando instituyó el sacramento. Esto no es extra-bíblico ni depende de argumentos que carecen de un mandamiento positivo en la Biblia. Tenemos un mandamiento positivo de bautizar a todos aquellos que son discípulos, sean adultos confesantes o hijos de los mismos.

Segundo, todos, bautistas y presbiterianos, podemos concurrir en que el bautismo es el rito de iniciación. Por el bautismo, los  adultos y los niños entran pública y oficial- mente en la iglesia visible, es decir, en la comunidad visible de los creyentes. Siendo nuestros hijos discípulos, tienen derecho de ser reconocidos como tales pública y oficialmente, no por alguna invención nuestra, sino por las ordenanzas que el Señor ha establecido en su palabra con ese fin. Es por eso que no estamos de acuerdo con la práctica bautista de dedicar a los niños, la cual carece de cualquier manda- miento positivo en todo el Nuevo Testamento y goza de menos apoyo escritural que los argumentos tradicionales para el paedobautismo.

Tercero, no queremos confundir la fe sencilla en Cristo con la madurez intelectual. Vern Poythress dice:

Es fácil enfatizar indebidamente la aprehensión intelectual y verbal de la verdad. Cuando observamos a los niños, esperamos naturalmente que su aprehensión intelectual de la verdad de Dios crezca, y que su fe madure. Alentamos tal crecimiento. Nuestras esperanzas y nuestros ánimos son bien apropiados. No obstante, si nosotros hacemos que la madurez intelectual sea equivalente a la esencia de la fe, cambiamos la salvación del don gratuito de Dios en la propiedad de aquellos que poseen las credenciales inte- lectuales correctas.29

Debemos tener más cuidado cuando evaluamos la profesión de fe de alguien. Por ejemplo, un niño de seis años no va a dar el mismo testimonio de fe en Jesús que un niño de once o un muchacho de dieciocho.  El evangelio es tan sencillo que los niños muy pequeños lo pueden entender a su nivel y hablar con sus padres y pastores (si no son dema- siado tímidos) sobre lo que ellos entienden. La fe que un niño tiene en Cristo no debe despreciarse sólo porque no se parece a la fe más madura de los padres. No debemos confundir un conocimiento maduro del contenido de nuestra fe (lo cual es muy importante) con el movimiento del corazón que descansa en y mira a Jesús, el Salvador de nosotros y de nuestros hijos.

Finalmente, no quiero desestimar los otros argumentos tradicionales a favor del paedobautismo. Son valiosos y tocan temas muy importantes para la fe cristiana, y en particular para la fe reformada. Pero, se debe notar que el presente argumento a favor del paedobautismo no depende de la teología del pacto (por lo menos de manera explícita), ni de especulaciones sobre quiénes eran los miembros de las familias que fueron bautizados en el libro de Hechos.

A pesar de lo que el lector piense de estos y de los otros argumentos tradiciones (que sí son importantes), sólo tiene que hacerse una pregunta muy importante: ¿Es mi hijo un discípulo de Cristo? Si usted contestó que sí, no tan solo tiene el deber de enseñarle, según el mandamiento de Dios, toda la santa voluntad de Dios para su salvación y vida, sino que también, según el mandamiento de Jesús, tiene el deber de bautizarlo para que sea públicamente reconocido como un discípulo, apartado del mundo para el servicio a Dios.

Referencias:

1. Un paedobautista es alguien que cree en el bautismo de infantes. Un credobautista cree que solamente aquellos que tienen suficientes años para hacer una profesión pública de su fe en Cristo deben ser bautizado.

2. Fred Malone, Infant Baptism and the Regulative Principle, http://www. founders.org/journal/fj35/article1.html.

3. Jeremiah B. Jetter, Baptist Principles Reset: Believer’s Baptism, Southern Baptist Journal of Theology Volume 2, 1 (Lousville, KY: Southern Baptist Theological Seminary, 1998), 17-29.

4. Ibid., 26.

5. Malone, Infant Baptism.

6. Jetter, 24.

7. Fred A. Malone, The Subjects of Baptism, Reformed Baptist Theological

Review. The Reformed Baptist Theological Review Volume 2. Owensboro, KY: Reformed Baptist Theological Review, 2005, 58.

8. L. Berkhof, La teología sistemática, 756.

9. Ibid., 758.

10. Esta lista es resumen de las bases bíblicas que nos da Berkhof en su teología sistemática.

11. Ibid., 756.

12. Ibid., 758.

13. Ibid., 759.

14. Ibid.

15. Por supuesto, Roma reconoce siete, pero históricamente el protestan-

tismo ha rechazado la enseñanza de Roma al respecto y sólo reconoce dos:

1) el bautismo y 2) la Santa Cena.

16. Todas estas referencias son las que provee el CmW para  apoyo escritural.

17. El participio πορευθέντες es aoristo, pasivo, participio, masculino, nomi- nativo, plural. Como participio aoristo, indica un tiempo anterior al verbo principal. Es posible que el participio tenga la fuerza de un imperativo, pero si esto es el caso, es un imperativo subordinado al verbo principal que sí está en modo imperativo, μαθητεύσατε, hagan discípulos.

18. πορευθέντες (yendo), βαπτίζοντες (bautizando) y διδάσκοντες (ense-

ñando) todos son: participios, presentes, activos, del plural, nominativos, masculinos. Todos concuerdan con el sujeto del verbo principal que en esta oración es tácito (ustedes, ὑμεις).

19. Chapman, Benjamin and Gary Steven Shogren. Greek New Testament

Insert. 2nd ed., revised. Quakertown, PA: Stylus Publishing, 1994.

20. Malone, Infant Baptism.

21. Malone, The Subjects of Baptism, 58.

23. Swanson, James. Dictionary of Biblical Languages With Semantic

Domains : Greek (New Testament). electronic ed. Oak Harbor: Logos

Research Systems, Inc., 1997.

24. A veces, la Biblia habla de los discípulos de Moisés, os de los fariseos o de los de Juan el Bautista.

25.  Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard Kittel, Geoffrey W. Bromiley and Gerhard Friedrich, electronic ed. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964-).

27. Ibid.

28. Un nota interesante es que las palabras ben (Nb’) y juios (υἱός), las cuales significan “hijo” en hebreo y griego, ambas son usadas como sinónimos de discípulo. Por ejemplo, los hijos de los profetas del AT habrían sido iguales que los discípulos de los fariseos y muchas veces en la Antigüedad, el hijo se refiere al discípulo. Pedro refiere a Marcos como su hijo (1 P. 5:13) y Pablo también dice sobre Timoteo: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Tm. 2:1). Lo que es importante notar es la rela- ción tan natural que los conceptos de discípulo e hijo sostienen.

29. Vern Sheridan Poythress, Indifferentism and Rigorism in the Church: With Implications for Baptizing Small Children, Westminster Theological

Journal Volume 59, 1 (Philadelphia: Westminster Theological Seminary, 1997), 18-19.

Publicado con permiso del Autor Pastor Nicolas Lamme

Articulo extraído del Boletín de la CLIR “Reforma Siglo 21” Altamente recomendado http://www.clir.net 

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Exemple

“Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 Pedro 1:22)

deberesmutuos
EL MATRIMONIO es el fundamento de la vida de hogar. Esto, dice el Apóstol, es “honroso… en todos” (Heb. 13:4); y condena como “doctrinas de los demonios” las opiniones de los que lo prohíben (1 Tim. 4:1-3). Es una institución de Dios, la estableció en el Edén, fue objeto de honra por la asistencia personal de Cristo a una boda donde realizó el primero de una serie de milagros espléndidos con los que probó ser el Hijo de Dios y el Salvador del mundo… Distinguiendo al hombre de las bestias, proveyendo no solo la continuación, sino el bienestar de nuestra especie, incluyendo el origen de la felicidad humana y todas esas emociones virtuosas y generosas que perfeccionan y adornan la personalidad del hombre. Como tema general nunca puede dársele demasiada atención, ni se puede encarar con demasiada prudencia y atención… Mi primer objetivo será exponer los deberes que el esposo y la esposa tienen en común:

1. EL PRIMERO QUE MENCIONARÉ ES EL AMOR, LA BASE DE TODOS LOS DEMÁS: Cuando esto falta, el matrimonio se degrada inmediatamente convirtiéndose en algo brutal o sórdido. Este deber, que, enunciado especialmente como del esposo, es igualmente de la esposa. Tiene que ser mutuo o no habrá felicidad. No la hay para el que no ama, porque es atroz la idea de estar encadenado para toda la vida a un individuo por quien no tenemos ningún afecto, estar en la compañía casi constante de una persona que nos repulsa, pero aún así, a la que tenemos que mantenernos unidos por un lazo que impide toda separación y escapatoria. Ni puede haber felicidad para la parte que sí ama. Un amor no correspondido tiene que morir o seguir existiendo solo para consumir el corazón desdichado en el que arde. La pareja casada sin amor mutuo es uno de los espectáculos más lastimosos sobre la tierra. Los cónyuges no pueden, y de hecho normalmente, no deben separase; pero se mantienen juntos solo para torturarse uno al otro. No obstante, cumplen un propósito importante en la historia de la humanidad: ser un faro para todos los solteros, a fin de advertirles contra el pecado y la necedad de formar esta unión sobre cualquier otra base que no sea un amor puro y mutuo, y para exhortar a todos los casados que cuiden su cariño mutuo y que no dejen que nada apague la llama sagrada.
Como la unión debe ser formada sobre la base del amor, también hay que tener mucho cuidado, especialmente en las primeras etapas, que no aparezca nada que desestabilice o debilite la unión. Sea cual sea lo que sepan de los gustos y los hábitos uno del otro antes de casarse, no son ni tan exactos, ni tan amplios ni tan impresionantes como los que llegarán a conocer al vivir juntos. Y es de enorme importancia que cuando por primera vez se notan pequeños defectos y fallas y diferencias triviales, no dejen que produzcan una impresión desfavorable.
Si quieren preservar el amor, asegúrense de aprender con la mayor exactitud los gustos y desagrados el uno del otro, y esforzarse por abstenerse de lo que sea fastidioso para el otro, por más pequeño que sea… Si quieren preservar el amor, eviten con cuidado hacer repetidamente la distinción entre lo que es MÍO y lo que es TUYO, porque esto ha sido la causa de todas las leyes, todas las demandas judiciales y todas las guerras en el mundo…
2. EL RESPETO MUTUO COMO UN DEBER DE LA VIDA MATRIMONIAL: Porque aunque, como luego consideraremos, a la mujer le corresponde ser respetuosa, al esposo también le corresponde serlo. Como es difícil respetar a los que no lo merecen por ninguna otra razón que una posición superior o una relación común, es de inmensa importancia demostrar el uno ante el otro una conducta que merece respeto y lo demanda. La estima moral es uno de los apoyos más firmes y guardias más fuertes del amor, y comportarse excelentemente no puede menos que producir dicha estima. Los cónyuges se conocen mejor el uno al otro en este sentido que lo que son conocidos por el mundo o aun por sus propios sirvientes e hijos. Lo íntimo de tal relación expone motivaciones y todo el interior del carácter de cada uno, de modo que se conocen mejor el uno al otro que lo que se conocen a sí mismos. Por lo tanto, si quieren respeto tienen que ser dignos de respeto. La caridad cubre una multitud de faltas, es cierto. Pero no hay que confiar demasiado en la credulidad y la ceguera del afecto. Llega un punto en que aun el amor no puede ser ciego ante la seriedad de una acción culpable. Cada parte de una conducta pecaminosa, cuya incorrección es indiscutible, tiende a rebajar la estima mutua, y quitar la protección del afecto… Por lo tanto, en la conducta conyugal, debe haber un respeto muy evidente e invariable aun en lo pequeño. No hay que andar buscando faltas ni examinar con un microscopio lo que no se puede esconder, ni decir palabras duras de reproche, ni groseras de desprecio, ni humillantes, ni de fría desidia. Tiene que haber cortesía sin ceremonias, civilidad sin formalismos, atención sin esclavitud. En suma, debe existir la ternura del amor, el apoyo de la estima y todo con buena educación. Además, hay que mantener un respeto mutuo delante de los demás… Es muy incorrecto que cualquiera de los dos haga algo, diga una palabra, dé una mirada que aun remotamente pueda rebajar al otro en público.
3. EL DESEO MUTUO DE ESTAR EN LA COMPAÑÍA EL UNO DEL OTRO ES UN DEBER COMÚN DEL ESPOSO Y DE LA ESPOSA: Están unidos para ser compañeros, para vivir juntos, para caminar juntos, para hablar juntos. La Biblia manda al esposo que viva con la esposa sabiamente (1 Ped. 3:7). “Esto”, dice el Sr. Jay3, “significa residir, lo opuesto a ausentarse o tener carta blanca para irse a dónde quiera. Es absurdo que se casen los que no piensan vivir juntos, los que ya están casados no deben ausentarse de casa cuando no es necesario. Hay circunstancias de diversos tipos que sin duda hacen que las salidas ocasionales sean inevitables, pero vuelva el hombre a su casa en cuanto terminó su diligencia. Que salga siempre con las palabras de Salomón en su mente. ‘Cual ave que se va de su nido, tal es el hombre que se va de su lugar.’ (Prov. 27:8). ¿Puede el hombre, no estando en su casa, cumplir los deberes que le corresponden cuando está allí? ¿Puede disciplinar a sus hijos? ¿Puede mantener el culto a Dios con su familia? Sé que es la responsabilidad de la esposa dirigir el culto familiar en la ausencia de su esposo; y no debe tomarlo como una cruz, sino como un privilegio temporal. No obstante, pocas son las que tienen esta actitud, y por eso uno de los santuarios de Dios durante semanas y meses enteros se mantiene cerrado. Lamento tener que decir que hay maridos que parecen preferir la compañía de cualquiera que no sea su esposa. Se nota en cómo usan sus horas libres. ¡Qué pocas son dedicadas a la esposa! Las noches antes de ir a dormir son las horas más hogareñas del día. A estas, la esposa tiene un derecho particular, ya está libre de sus numerosas obligaciones para poder disfrutar de la lectura y la conversación. Es triste cuando el esposo prefiere pasar estas horas fuera de casa. Implica algo malo y predice algo peor”.
Para asegurar en lo posible la compañía de su esposo en su propia casa, sea la esposa cuidadosa de su casa (Tit. 2:5) y haga todo lo que pueda para ser todo lo atractiva que el buen humor, la pulcritud, la alegría y la conversación amena permitan. Procure ella hacer de su hogar en lugar apacible donde le encante a él reposar en las delicias hogareñas…
Unidos, entonces, para ser compañeros, estén el hombre y su esposa juntos todo el tiempo posible. Algo anda mal en la vida familiar cuando necesitan bailes, fiestas, teatro y jugar a las cartas para aliviarles del tedio de las actividades hogareñas. Doy gracias a Dios que no tengo que valerme de los centros de recreación para estar contento, ni tengo que huir de la comodidad de mi propia sala y de la compañía de mi esposa, ni del conocimiento y la recreación que brinda una biblioteca bien organizada o de una caminata nocturna por el campo cuando hemos terminado las tareas del día. A mi modo de ver, los placeres del hogar y de la compañía de seres queridos, cuando el hogar y esa compañía son todo lo que uno pudiera desear, son tal que uno no necesita cambios, sino que va pasando de un rato agradable a otro. Suspiro y anhelo, quizá en vano, por un tiempo cuando la sociedad sea tan elevada y tan pura, cuando el amor al conocimiento sea tan intenso y las costumbres tan sencillas, cuando la religión y la moralidad sean tan generalizadas que el hogar de los hombres sea la base y el círculo de sus placeres; cuando en la compañía de una esposa afectuosa e inteligente y de hijos bien educados, cada uno encuentre su máximo bienestar terrenal y cuando, para ser feliz, ya no sea necesario salir de su propia casa para ir a la sala de baile, a un concierto o al teatro, ni preferir irse de una mesa con abundante comida, a un banquete público para satisfacer su apetito. Entonces ya no tendríamos que comprobar que las diversiones públicas son inapropiadas porque serían innecesarias…
4. OTRO DEBER ES LA PACIENCIA MUTUA: Esto se lo debemos a todos, incluyendo al extraño o al enemigo. Con más razón a nuestro amigo más íntimo. Porque el amor que “es sufrido, [que] es benigno; el amor [que] no tiene envidia, el amor [que] no es jactancioso, [que] no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. [Que] todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cor. 13:4-7). Es un amor indispensable y tiene que tener su lugar en cada relación de la vida. En dondequiera que haya pecado o imperfecciones, hay lugar para la paciencia del amor. En esta tierra no existe la perfección. Es cierto que los amantes a menudo creen que la han encontrado, pero un criterio más sobrio de esposo y esposa generalmente corrige este error. Las primeras impresiones de este tipo por lo general pasan con el primer amor. Hemos de contraer matrimonio recordando que estamos por unirnos a una criatura caída… El afecto no prohíbe sino que en realidad demanda que mutuamente nos señalemos las faltas. Pero esto debe hacerse con toda la mansedumbre de la sabiduría, junto con la ternura del amor, no sea que solo aumentemos el mal que tratamos de corregir o lo sustituyamos por uno peor…
5. ES DEBER DE ESPOSOS Y ESPOSAS AYUDARSE MUTUAMENTE: Esto se aplica a los cuidados de la vida… El esposo nunca debe emprender algo importante sin comunicárselo a su esposa, quien, por su parte, en lugar de sustraerse de las responsabilidades como consejera dejándolo a él solo con sus dificultades e incertidumbres, tiene que animarlo a comunicarle libremente todas sus ansiedades. Porque si ella no puede aconsejar, puede confortar. Si no puede quitarle las preocupaciones, puede ayudarle a aguantarlas. Si no puede dirigir el curso de sus negocios, puede cambiar el curso de sus sentimientos. Si no puede valerse de ninguna fuente de sabiduría terrenal, puede presentar el asunto al Padre y Fuente de Luz. Muchos hombres, pensando en resguardar, por delicadeza, a sus esposas, no le cuentan sus dificultades, que no hace más que prepararlos para sufrir la carga de tiempos peores cuando estos llegan.
Y así como la esposa debiera estar dispuesta a ayudar a su esposo en cuestiones relacionadas con sus negocios, él debiera estar dispuesto a compartir con ella la carga de las ansiedades y las fatigas domésticas. Algunos se pasan de la raya y degradan totalmente a la cabeza femenina de la familia tratándola como si no pudiera confiar en su honestidad o habilidad para administrar el manejo del hogar. Se guardan el dinero y lo comparten como si estuvieran dándoles su sangre, resintiendo cada centavo y exigiendo un rendimiento de cuentas tan rígido como si se tratara de un sirviente cuya honestidad sospecha. Se hacen cargo de todo, se meten e interfieren en todo. Esto es para despojarla a ella de su autoridad, quitarle el lugar que le corresponde para insultarla y rebajarla delante de sus hijos y los demás. Otros, por el contrario, se van al otro extremo y no ayudan en nada. Me ha dolido ver la esclavitud de algunas esposas devotas, trabajadoras y maltratadas. Después de trabajar todo el día sin parar para su joven y numerosa familia, han tenido que pasar las últimas horas del día solitarias, mientras sus esposos, en lugar de llegar a casa para alegrarse con su compañía o para darles aunque fuera media hora de respiro, andan en alguna fiesta o escuchando algún sermón. Y después, estas desafortunadas mujeres han tenido que despertar y quedarse en vela toda la noche para cuidar a un hijo que está enfermo o inquieto, mientras que el hombre al que aceptaron como compañero en las buenas y las malas duerme a su lado, negándose a sacrificar aunque sea una hora de descanso, para darles un poco de reposo a sus esposas agotadas. Hasta las criaturas irracionales avergüenzan a hombres como estos. Porque es bien sabido que el pájaro macho se turna para quedarse en el nido durante el periodo de incubación a fin de darle tiempo a la hembra a renovar sus fuerzas comiendo y descansando, y la acompaña en su búsqueda de alimento y alimenta a los pichones cuando pían. Ningún hombre debiera pensar en casarse si no está preparado para compartir, hasta donde puede, la carga de las tareas domésticas con su esposa.
Tienen que ayudarse mutuamente en todo lo que atañe a su vida espiritual. Esto lo implica claramente el Apóstol cuando dice: “Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?” (1 Cor. 7:17). Sean ambos inconversos o lo sea uno de ellos, debieran hacer cariñosos esfuerzos por procurar la salvación. ¡Qué triste es que disfruten juntos los beneficios del matrimonio y luego vayan juntos a la perdición eterna; ser consoladores mutuos sobre la tierra y luego atormentadores mutuos en el infierno; ser compañeros felices en el tiempo y compañeros de tormentos en la eternidad! Y donde ambas partes son creyentes auténticos, debe existir una demostración de una constante solicitud, atención y preocupación recíproca de su bienestar eterno… ¿Conversan juntos, como debieran, sobre los grandes temas de la redención en Cristo y la salvación eterna? ¿Prestan atención al estado de ánimo, los obstáculos, problemas y bajones en la devoción de su pareja a fin de poder aplicar remedios adecuados? ¿Se exhortan el uno al otro diariamente, no sea que se endurezcan por lo engañoso del pecado? ¿Ponen en práctica su fidelidad sin tratar de encontrar faltas y elogian sin adular? ¿Se alientan el uno al otro a participar de los medios públicos de gracia más edificantes y recomiendan la lectura de libros que encuentran beneficiosos para sí mismos? ¿Son mutuamente transparentes acerca de lo que piensan sobre el tema de su religión personal y sus inquietudes, sus alegrías, sus temores, sus tristezas? ¡Ay, ay! ¿Quién no tiene que avergonzarse de sus descuidos en estos aspectos? Aún así, tal negligencia es tanto criminal como lo es usual. ¡Huimos de la ira que vendrá y no obstante no hacemos todo lo que podemos para ayudarnos el uno al otro en la huida! ¡Contender lado a lado por la corona de gloria, el honor, la inmortalidad y vida eterna y no obstante no hacer todo lo que podemos para asegurar el éxito mutuo! ¿Es esto amor? ¿Es esta la ternura del cariño conyugal?
Esta ayuda mutua ha de incluir también todas las costumbres relacionadas con el orden, la disciplina y devoción domésticos. Al esposo le corresponde ser el profeta, sacerdote y rey de la familia para guiar sus pensamientos, dirigir sus meditaciones y controlar sus temperamentos. Pero en todo lo que se relaciona a estos aspectos importantes, la esposa tiene que ser de un solo sentir con él. En estas cuestiones tienen que trabajar juntos, ninguno de los dos dejando que el otro sea el único que se esfuerza, y mucho menos oponerse o boicotear lo que se está tratando de lograr… No existe una escena más hermosa sobre la tierra que la de una pareja devota usando su influencia mutua y las horas juntos para alentarse el uno al otro a realizar actos de misericordia y benevolencia religiosa. Ni siquiera Adán y Eva, llenos de inocencia, presentaban ante los ojos de los ángeles un espectáculo más interesante que este mientras trabajaban en el Paraíso levantando las enredaderas o cuidando de las rosas de ese jardín santo.
6. REQUIERE SOLIDARIDAD MUTUA: Una enfermedad puede requerir solidaridad, y las mujeres por naturaleza parecen tener la inclinación a enfermarse. “¡Oh mujer!… ¡Un ángel ministrador eres tú!”…Si pudiéramos arreglarnos sin ella y ser felices cuando gozamos de buena salud, ¿qué somos sin la presencia y la ayuda tierna de ella cuando estamos enfermos? ¿Podemos, como puede la mujer, acomodar la almohada sobre la cual el hombre enfermo apoya su cabeza? No. No podemos administrar las medicinas y los alimentos como puede ella. Hay una suavidad en su toque, una delicadeza en sus pasos, una habilidad en las cosas que arregla, una compasión en su mirada, que quisiéramos tener…
Tampoco es esta solidaridad un deber exclusivo de la esposa, sino que lo es de igual grado del esposo. Es cierto que este no puede brindarle a ella las mismas ayudas que ella a él. Pero sí puede hacer mucho, y lo que puede hacer, debe hacerlo… Maridos: Les insto a hacer uso de toda la habilidad y ternura del amor, para bien de sus esposas si se encuentran débiles y enfermas. Estén junto a su lecho, hablen con ellas, oren con ellas, esperen con ellas. En todas sus aflicciones, súfranlas ustedes también. Nunca desestimen sus quejas. Y, por todo lo sagrado en el afecto conyugal, les imploro que nunca, por sus expresiones de descontento o irritación, en estos momentos cuando son inusualmente sensibles, aumente su temor de que la enfermedad que les ha destruido la salud destruya también su cariño. ¡Ay! Evítenles el dolor de pensar que son una carga para ustedes. La crueldad del hombre que en estas circunstancias se muestra indiferente y despectivo no tiene nombre… Un hombre así comete acciones asesinas sin recibir castigo, y en algunos casos, sin recibir ningún reproche, pero no siempre sin remordimiento.
Pero la solidaridad debiera ser puesta en práctica por el hombre y su esposa, no solo en casos de enfermedad, sino en todas sus aflicciones, sean o no personales. Han de compartir todas sus tristezas: como dos hilos unidos, la cuerda del dolor nunca debe sonar en el corazón de uno sin causar una vibración correspondiente en el corazón del otro. O como la superficie de un lago reflejando el cielo, tiene que ser imposible que uno esté tranquilo y feliz, mientras que el otro está agitado e infeliz. El corazón debiera responder al corazón y el rostro al rostro.
Tomado de A Help to Domestic Happiness (Una ayuda para la felicidad doméstica) reimpreso por Soli Deo Gloria.
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John Angell James (1785-1859): Predicador y autor congregacional inglés; autor de Female Piety, A Help to Domestic Happiness, An Earnest Ministry (Devoción femenil, Una ayuda para la felicidad doméstica, Un ministerio ferviente) y muchos más. Nació en Blandford, Dorsetshire, Inglaterra.

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Exemple

“Y la mujer respete a su marido” (Efesios 5:33b).

Respeto de la esposa - Steele
EL gran deber de toda esposa es respetar a su propio esposo. Tiene también muchas otras obligaciones que son mutuas, pero ella se caracteriza por esto. Esta es su calificación principal como esposa. No importa cuanta sabiduría, erudición y gracia tenga ella, si no respeta a su esposo, no puede ser una buena esposa.
Veamos su creación: Fue hecha después del hombre, él tiene algo de honor por haber sido creado primero. “Porque Adán fue formado primero, después Eva” (1 Tim. 2:13). Fue hecha del hombre, él fue la roca en que fue formada. “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón” (1 Cor. 11:8). Vemos aquí que no fue el hombre quien estableció este orden, sino Dios mismo. Volvamos a recordar la Caída donde escuchamos que Dios dice: “Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gén. 3:16). En el Nuevo Testamento, el hecho que Cristo fue “hecho de mujer” pareciera alterar esta ley inviolable: “Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio” (Col. 3:18). “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos” (1 Ped. 3:1), “considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (v. 2). “Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos” (v. 5). Volvamos al versículo inicial. Aunque sea ella muy importante, muy buena y su esposo muy malo y muy perverso su deber indispensable es respetar a su esposo… no coincide con la naturaleza ni con la decencia ponerla a la cabeza, ni más abajo ni más arriba de la costilla. Y cuando ella acepte esto, entonces cumplirá muy contenta y fácilmente su deber. Un Dios sabio así lo ha ordenado, y por lo tanto es lo mejor.

I. PARA EMPEZAR: LA NATURALEZA DE ESTE RESPETO

Es un respeto auténtico, cordial y conyugal, que es característico de una mujer buena. Y yo creo que incluye lo siguiente:
1. La esposa debe honrar y estimar a su esposo: “Todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor” (Es. 1:20). Para este fin, debe contemplar todas las excelencias de su persona, sea del cuerpo o la mente, darles el valor que merecen y no considerar que todo en su esposo es negativo…A aun si su esposo es ignorante, igualmente ella debe valorar la excelencia de su posición, siendo que el Espíritu Santo lo ha descrito como “imagen y gloria de Dios” (1 Cor. 11:7). Sea como sea que él se ve a sí mismo o como sea que lo vean los demás, para su esposa es una persona sin igual. Si lo estimó cuando lo escogió, debe seguir estimándolo… La esposa debe tener en cuenta que su honor y respeto entre sus familiares y vecinos se levanta o cae según su relación con su esposo, de modo que al honrarlo a él se honra a sí misma.
2. Este respeto es generado por el amor: Aunque el versículo enfatiza más el amor del esposo, es también deber de la mujer: “Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos” (Tit. 2:4). Es así que Sara, Rebeca y Raquel dejaron a sus padres, amigos y a su país por puro amor hacia sus esposos… Y de hecho no hay mejor modo de aumentar el amor del esposo que el respeto de la esposa, lo cual hará que esto sea dulce y fácil.
3. El temor (un cuidado y diligencia cautelosa, no un simple miedo cobarde) es el tercer ingrediente del respeto hacia el esposo que le corresponde a la esposa… el requisito es que tenga una “conducta casta y respetuosa” (1 Ped. 3:2). El uno no es suficiente sin el otro. Esto… es sencillamente un anhelo cauteloso de complacerle y prestarle atención, no sea que lo ofenda…

II. CONSIDEREMOS EL RESPETO DE LA ESPOSA POR SU ESPOSO TAL COMO VA APARECIENDO EN LAS ESCRITURAS, Y PARTICULARMENTE EN EL CONTEXTO DE ESTAS PALABRAS.

Aquí afirmo estas dos cosas:
1. Que la esposa debe respetar a su esposo como la iglesia respeta a Jesucristo: Dice el versículo 22: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” y el 24: “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”. Abundan los ejemplos de esto, especialmente de gente sabia y buena. El Apóstol Pablo parece decir que es el deber de la mujer sujetarse a su esposo, así como la iglesia debe sujetarse a Cristo… Dos cosas proclaman el respeto que la iglesia le debe a Cristo, a saber:
(1) La cuestión de su sujeción: Esto es en todo… No es que se sujete a él en lo que a ella le plazca o que su apetito le permita, sino que cuando él lo requiere… dice el Apóstol: “así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” (v. 24), esto es en todo lo que un poder más alto, y aun la Ley de Dios no prohíba. De hecho, si algo es inconveniente, la esposa debe razonar con tranquilidad y demostrarle sus desventajas, pero si no puede convencer y satisfacer a su esposo, a menos que haya un pecado de por medio, tiene que someter su razonamiento y su voluntad a los de él.
(2) El modo de sujetarse demuestra el respeto de ella: Y esto es libre, voluntaria y alegremente. Es igual como la iglesia se entrega a la voluntad de su esposo, lo cual ha llegado a ser una de sus características “sirviendo de buena voluntad, como al Señor” (Ef. 6:7), dando a entender que la sujeción y el servicio que realizamos para el Señor es con buena voluntad. Así debe ser la sujeción de la esposa: muy libre y con muy buena voluntad, como si hubiera una misma voluntad en ambos… Por lo tanto, un espíritu contradictorio o que actúa de mala gana no corresponde a la esposa cristiana; deja una herida en el corazón de él y culpabilidad en el de ella. Porque por lo general es una señal de orgullo y engreimiento y causa zozobra en la familia, lo cual es una maldición…Si el gobierno del esposo es demasiado pesado, es mejor que ella deje que él rinda cuentas por su severidad a que ella tenga que rendir cuentas por su desprecio.
2. La esposa tiene que respetar a su esposo así como los miembros respetan a la Cabeza. Dice Efesios 5:23: “Porque el marido es cabeza de la mujer”. Él es cabeza para influenciar y solidarizarse con ella: ese es el privilegio de ella. Él es cabeza para ocupar con dignidad esa posición y para administrar: eso es de él. ¿Y cómo puede esperar ella beneficiarse de la cabeza si no la honra? Deshonrar la cabeza de un hombre siempre se considera uno de los pecados antinaturales (1 Cor. 11:4)…Ella no tiene que contrariar los propósitos de su cabeza. Es ridículo que la cabeza vaya para un lado y la costilla para otro. Tiene ella que seguir las instrucciones y los consejos de su cabeza sin vacilar, porque los miembros no le enseñan a la cabeza para dónde ir. La apoyan, pero no la dirigen… es sabio y el deber de la esposa sujetarse a su esposo como su cabeza (excepto en casos en que la cabeza esté demente o evidencie un desorden mental).

III. ESTO NOS TRAE A LAS DEMOSTRACIONES DEL RESPETO DE LA ESPOSA POR EL ESPOSO, QUE ES LO TERCERO QUE VOY A DESCRIBIR

Estas son:
1. De palabra: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mat. 12:34). Si hay ese temor y respeto interior en su corazón, como Dios lo requiere, será evidente en las palabras que dice. La misma ley que se aplica al corazón en este caso, también gobierna la lengua. “Y la ley de clemencia está en su lengua” (Prov. 31:26). Y ciertamente aquí “la lengua apacible es árbol de vida”, mientras que “la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu” (Prov. 15:4).
Este respeto de la esposa se demuestra:
(1) En sus palabras acerca de su esposo: Las cuales siempre deben estar llenas de respeto y honra. El Apóstol menciona a Sara como ejemplo de esto: “Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien” (1 Pedro 3:6). Este era el lenguaje de su corazón como lo dice antes Génesis 18:21. Y ninguna esposa es demasiado grande o buena como para no imitar su ejemplo en esto, hablando respetuosamente de su esposo… todas las críticas acerca de su esposo y las palabras que lo deshonran tienen infaliblemente consecuencias para su propia vergüenza; su honra y respeto se mantienen o caen juntos.
(2) Las palabras de la esposa hacia su esposo deben ser llenas de respeto. Tiene que evitar: (i) Hablar en exceso, interrumpir ridículamente a su esposo mientras él está hablando, y responder con diez palabras cuando una hubiera bastado. Porque el silencio demuestra más la sabiduría de una mujer que las palabras, y la que es sabia es de pocas palabras. Aunque parezca ser religiosa, si no controla su lengua, su religión es en vano. Y (ii) ella tiene que cuidarse que sus palabras sean de calidad, es decir, humildes y respetuosas. Porque el gran deseo de la esposa debe ser “un espíritu afable y apacible”, sí, y del hombre también “es de grande estima delante de Dios” (1 Ped. 3:4). Cuando el corazón ha sido humillado por la gracia de Dios, se notará en sus palabras… ¿Acaso no ha dicho Dios “la lengua blanda quebranta los huesos” (Prov. 25:15)? Esto es más de lo que puede hacer una lengua virulenta…Le será un consuelo indescriptible en la muerte y el juicio reflexionar en las victorias que su paciencia ha logrado y con cuánta frecuencia su silencio y sus respuestas blandas han mantenido la paz… Es indudable que si la mansedumbre y el respeto no prevalecen, menos lo harán la ira y la pasión…
2. La demostración del respeto de la esposa hacia su esposo tiene que ser también de hecho. Y eso por su obediencia a sus directivas y restricciones… La esposa ha de obedecer a su esposo en todo lo que no sea contrario a la voluntad de Dios. Pero si le manda hacer algo pecaminoso según la Ley de Dios—si le pide que mienta, que dé falso testimonio o algo parecido—ella tiene que negarse modesta y resueltamente. Si le prohíbe hacer algo que, según los mandatos de Dios es un deber indispensable—si él le prohíbe orar, leer la Biblia, santificar el día del Señor o algo parecido—entonces tiene ella que “obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5:29). Pero en todos los demás casos, aunque ella puede presentarle respetuosamente a él sus razonamientos, si él sigue insistiendo, su mejor sacrificio será obedecer y hacer lo que le pide lo cual alivianará su yugo…
El hogar es el lugar que le corresponde: porque ella es la hermosura del hogar. Allí están sus ocupaciones, allí está segura… Cuando desaparecen el sol y la luna, el cielo está oscuro; y cuando tanto esposo y esposa están fuera de casa, se fomentan muchos problemas en el hogar, y ya sabemos de quién es la culpa: “Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa” (Prov. 7:11). Donde sea que el esposo juzgue mejor vivir, allí tiene la esposa que alegremente consentir vivir, aunque quizá por los amigos de ella o de él, sea incómodo para ella. Entonces…aquel que designa “amar a sus maridos” (Ti. 2:4) en el versículo que sigue le indica “ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada” (2:5). Porque aunque se pueden silenciar las palabras de una mujer buena, nunca se podrán silenciar sus buenas obras…
Pocos esposos hay tan malos que la discreción y el respeto de una esposa no los reformaría; y pocas esposas hay de tan mal genio, que la sabiduría y el afecto de un esposo no la mejoraría.

Tomado de “What Are the Duties of Husbands and Wives Towards Each Other?” (¿Cuáles son los deberes mutuos de esposos y esposas?) en Puritan Sermons (Sermones puritanos) 1659-1689, Being the Morning Exercises at Cripplegate (Siendo los ejercicios matutinos en Cripplegate), Tomo I, reimpreso por Richard Roberts, Publicadores. A su disposición en Chapel Library como folleto condensado.

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Exemple

EL primer deber principal y absolutamente indispensable entre el hombre y su esposa es la unidad matrimonial, por la que ambos se consideran una sola carne y consecuentemente preservan su unión inviolable. Ese es el deber que el Apóstol les recomienda con estas palabras: “Que la mujer no se separe del marido… y que el marido no abandone a su mujer” (1 Cor. 7:10-11). Está hablando de la separación de la pareja, quebrantando e invalidando así el lazo matrimonial. Quiere que la unión se conserve firme e inviolable, y que los dos que fueron hecho uno, sigan siéndolo para que no vuelvan a ser dos. Esta unidad matrimonial es tan necesaria que no puede ser infringida ni disuelta aunque uno sea cristiano y el otro pagano. Dice el Apóstol: “Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone” (1 Cor. 7:12-13)…

ACERCA DE LA PAZ ENTRE EL HOMBRE Y SU ESPOSA

Entre otros medios para mantener un afecto cariñoso interior entre esposos, algunos de los principales son: la paz, armonía y el acuerdo exterior. De hecho, el Apóstol les exhorta a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Ef. 4:3), porque la paz es el lazo que amarra el uno al otro y hace que sean uno, aun uno en espíritu. Cuando sucede lo opuesto la discordia exterior desune el espíritu de los hombres. La Biblia nos estimula a seguir la paz con todos. Entonces, ¿con cuánta más razón deben los maridos tener paz con sus esposas y las esposas con sus maridos? Son más cercanos que hermanos y hermanas. ¡Entonces, cuánto más bueno y cuánto más delicioso es el habitar el esposo y la esposa juntos en armonía (Sal. 133:1)! Habitar juntos es algo que tienen que hacer, pero sin paz no hay un habitar juntos. Es mejor vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa (Prov. 21:9; 19; 25:24). Es mucho mejor que las personas que no se llevan bien permanezcan alejadas. No debe ser así con el hombre y su esposa, sino que más bien tienen que vivir en paz. La paz entre ellos es reconfortante, habiendo sido expuestos a las discordias de otros. Se ha dicho que en este sentido, la esposa es un remanso de paz para el hombre: ¿cuánto más el hombre lo es para su esposa?…
Para mantener la paz:
Eviten ofender: Hasta donde sea posible, eviten las ofensas. El esposo debe cuidarse de no ofender a su esposa, y lo mismo la esposa. Las ofensas causan discordia.
No se ofendan: Cuando una parte ofende a la otra, la otra no debe darse por aludida. Así conservarán la paz. La reacción a las ofensas es lo que da inicio a las rencillas.
Procuren la reconciliación: Si ambos se enojan al mismo tiempo, el fuego se hará más grande. Por esta razón, sean rápidos en apagarlo. La ira no debe compartir la cama con los esposos, ni deben ellos dejar de compartir la cama por ella. Para que el fuego se apague más pronto, ambos tienen que esforzarse por reconciliarse. La gloria es del que da el primer paso, porque de hecho es bienaventurado por ser conciliador. No aceptar la conciliación cuando se ofrece es peor que ser pagano; cuando surge la ira, el deber del cristiano es procurar calmar los ánimos: una gracia que viene de lo Alto.
No permita que se formen partidos: No lleven sus desavenencias a sus hijos ni a sus sirvientes ni ningún otro familiar con el fin de que tomen partido con uno y se pongan en contra del otro. El hecho de que el hombre hable con cualquiera en su casa en contra de su esposa o que la esposa lo haga en contra de su esposo es, por lo general, causa de problemas entre ambos.
No hagan comparaciones: Deben evitar criticar constantemente a su pareja comparándola con otras personas o con sus esposos o esposas anteriores (en caso de haberlos tenido). Las comparaciones de este tipo son muy dañinas. Suscitan muchos malos sentimientos y causan grandes discordias.
No sean celosos: Sobre todo, hay que cuidarse de los celos imprudentes e injustos, que son la desgracia del matrimonio y la causa mayor de disgustos entre el hombre y su esposa. Las personas celosas son rápidas para empezar riñas y buscar ocasiones para sembrar la semilla de la discordia. Toman cada palabra, cada mirada, acción y moción de la peor manera posible y, en consecuencia, se ofenden sin razón. Una vez que se encienden los celos, son como un fuego llameante fuera de control. Es imposible sosegar al que los tiene.
Deléitense el uno al otro: En todas las cosas buenas, tienen que esforzarse por deleitarse el uno al otro sacrificando su propia voluntad y evitando causarle un disgusto al otro. San Pablo hace notar que es el deber de ambos hacerlo y describe el cariño mutuo que los esposos se tienen como un desvivirse por alegrarse mutuamente.

ACERCA DE LAS ORACIONES MUTUAS DE LOS ESPOSOS

El mayor interés de los dos debe ser el bien del uno y del otro, que Salomón aplica en particular a la esposa; es decir, hacer bien y no mal todos los días de su vida. Recordemos que el bien del hombre incluye su alma, cuerpo, buena reputación y bienes.
La oración, un deber mutuo: Un deber general que incluye a todos los deberes es la oración. San Pedro exhorta que la relación entre esposos no sea un obstáculo para las oraciones. Da por sentado que la oración es un deber mutuo que uno le debe al otro, como el que Isaac demostró hacia su esposa (Gén. 25:21). Por medio de ella, que el hombre y su esposa se ayuden el uno al otro en todo lo que necesitan. Es el medio en que Dios, en su sabiduría, la ha santificado para obtener todas las bendiciones necesarias para otros y para uno mismo. Muchos la consideran un deber de poca importancia y de poco provecho, pero la verdad es que orar correctamente en verdad y con fe es difícil, pero sus efectos son poderosos. Es el mejor deber que uno puede cumplir para bien de otros y el que menos hay que descuidar. Ya mencionamos que Isaac oró por su esposa. Para demostrar el bien que le hizo a ella, nos dicen las Escrituras que el Señor lo escuchó. Así ella, siendo antes estéril, por este medio concibió un hijo. Todos los tratamientos médicos del mundo no podían haberle hecho tanto bien. Entonces, siempre, sin cesar, hay que cumplir este deber. Cada vez que los dos eleven una oración, tienen que tenerse en cuenta el uno al otro: sí y a menudo han de proponerse elevar oraciones en especial el uno por el otro, ya sea estando juntos o separados. Esto último concierne especialmente al esposo, quien es como un sacerdote para su esposa y debe llevar los ruegos de ella a Dios cuando están juntos…
Las cosas por las que los esposos y las esposas orarán solos: Hay varias bendiciones necesarias por las que los esposos y las esposas deben orar y que tienen que ver solo con ellos dos y corresponden ser mencionadas en las oraciones privadas entre ellos, como:
Siendo ambos una sola carne, tienen que ser también un solo espíritu: para que sus corazones sean como uno, entretejidos por un amor matrimonial, auténtico y espiritual, deleitándose siempre el uno en el otro, siempre dispuestos a ayudarse el uno al otro, y listos para cumplir con buena voluntad y alegría todos esos deberes que el uno le debe al otro.
Que su lecho matrimonial sea santificado: Siendo que es ordenanza de Dios, les corresponde cumplirla, manteniendo su lecho sin mancilla. No hay nada tan importante por la que debe orar mutuamente el matrimonio… debido al calor de los apetitos de la carne que la mayoría tiene. Si no se contiene por medio de la oración (el mejor medio para este fin), puede suceder que el lecho sin mancilla sea mancillado, y el hombre y su esposa pueden llegar a adulterar el uno con el otro. Como en otros casos, así también es esto santificado por la Palabra y la oración. La Palabra da una garantía y dirección para su uso. La oración lo sazona e igualmente lo bendice.
Para que puedan tener hijos y que estos puedan ser herederos de la salvación y vivan en este mundo para su propio bien y el de los demás…
Para que Dios les dé capacidad en lo que se refiere a los bienes de este mundo, y otros buenos medios para alimentar, nutrir y darles a sus hijos un buen futuro: y suficiencia para mantener a su familia y los bienes donde Dios los colocó.
Para que los dones y las gracias que necesitan y faltan en cualquiera de los dos les sean dados: y que los males y las enfermedades a los cuales están sujetos puedan ser superados.
Estas cosas y muchas similares brindan ocasión para que el hombre y su esposa oren de manera especial el uno por el otro y con otros.
Acerca de la preocupación del esposo y de la esposa por su salvación mutua

Acerca del deber particular de los maridos en este sentido: Del deber general de orar que es provechoso para todo, pasemos a las ramificaciones de las providencias relacionadas con el cuidado mutuo del hombre y su esposa. Comencemos con lo primero que deben procurar, a saber: el bienestar del alma del uno y del otro. El Apóstol indica que es algo que hay que procurar, donde dice: “Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?” (1 Cor. 7:16). San Pedro insta a las esposas a esforzarse por ganar a sus esposos (1 Ped. 3:1-5). Y San Pablo establece para los maridos cómo es el amor de Cristo, que tiene un especial interés por el alma y su salvación (Ef. 5:22-32). Este es un deber de ambos que San Pedro subraya cuando dice que son coherederos de la gracia de la vida (1 Ped. 3:7).
El bien más grande que uno puede hacerle a otro es ser un medio que le ayude a obtener la salvación. Y no hay nada que puede entrelazar más profunda y firmemente dos corazones que ser este medio.
Acerca de la preocupación del marido y de la esposa por ganar a su cónyuge cuando este no es creyente: A fin de que el alma sea influenciada para bien, hay que tener muy en cuenta el estado presente del cónyuge en cuestión. Si uno es creyente y el otro no, el creyente debe usar todos los medios que pueda haber para lograr que el otro también crea. Si ambos son creyentes, su cuidado mutuo debe ser edificarse uno al otro en su fe.
En primer lugar, es el sentir principal de la exhortación de San Pedro a la esposa creyente en cuanto a su conducta a fin de atraer a su esposo a una fe auténtica… Ahora bien, si este deber es de la esposa, con más razón lo es del esposo, quien es designado como la cabeza y un salvador de su esposa. Con este fin, San Pablo aconseja a los esposos y a las esposas casados con no creyentes que vivan con ellos…
Los medios de conversión son la mejor razón para amar: Le place al Señor dar esta bendición al esfuerzo del esposo o de la esposa por ser el medio de conversión de su pareja; el que se convierte amará entrañablemente al otro y bendecirá a Dios con todo su corazón… porque han podido entrelazarse tan fuertemente…

ACERCA DE LA EDIFICACIÓN MUTUA DE ESPOSOS Y ESPOSAS

El segundo deber relacionado con la salvación del alma es que ambos cónyuges creyentes se esfuercen mutuamente por edificarse el uno al otro. El cristiano les debe esto a los demás, cuanto más el hombre y la esposa… La edificación espiritual mutua es el mejor uso que pueden y deben hacer de las coyunturas y ligamentos que los une. En virtud de esto, el cuerpo (concretamente el cuerpo místico de Cristo) crece con el crecimiento que da Dios (Col. 2:19). Ahora bien, el vínculo matrimonial, siendo el más firme de todos los demás y por el cual estamos íntimamente entrelazados, ¿en virtud de qué otro vínculo habríamos de edificarnos el uno al otro, sino en virtud del vínculo matrimonial?…
El hombre y su esposa deben prevenir el pecado de su pareja: Hasta donde les sea posible es el deber mutuo de esposos y esposas prevenir el pecado el uno del otro, esto se hace evidente por lo que dice el Apóstol: para prevenir que se engañen uno al otro “para que no [los] tiente Satanás” (1 Cor. 7:5). De estas palabras podemos arribar a esta doctrina general: Los cónyuges tienen que tener cuidado de protegerse el uno al otro de las tentaciones de Satanás, es decir del pecado, que es a lo que llevan todas sus tentaciones…
Indicaciones para prevenir el pecado: Para un mejor cumplimiento de este deber, el esposo y la esposa tienen que estar atentos y observar en qué pecado han caído, ya sea el uno o el otro, o qué ocasiones se presentan que puede conducirlos a pecar… Si ambos se irritan y enseguida se enojan, y uno nota esto primero en el otro, el que todavía está calmo debiera más bien sosegarse y con humildad y paciencia mantenerse tranquilo, no sea que al explotar ambos al mismo tiempo, toda la familia sufra…
Al esposo y la esposa les corresponde corregirse mutuamente los pecados: Ya sea que el esposo o la esposa ha pecado, el deber mutuo es que el que es inocente corrija al otro. Como si uno de ellos estuviera herido, el otro debe ocuparse de curar la herida. Esto es lo que hizo Abigail, esposa de Nabal, cuando se enteró de la furia de David contra Nabal por el desaire recibido de este. Se apresuró a llevarle alimento, y se humilló ante él (1 Sam. 25:23). Esto conmovió tanto a David que se tranquilizó. Sí, y Abigail se tomó el tiempo para hacerle ver a su marido su falta y el peligro en que esto lo había puesto. Más directamente y con más éxito corrigió Jacob la superstición o idolatría de su esposa Raquel, como puede verse comparando Génesis 31:19 con 35:2, 4. Un hermano no debe dejar que su hermano permanezca en pecado: cuánto menos puede la pareja dejar que esto suceda entre ellos.
Es un corolario del odio ser indiferente al pecado ajeno: No debes aborrecer a tu hermano (dice la Ley) y ser indiferente a su pecado (Lev.19:17). Hacerlo es muestra y fruto del odio. Si un esposo viera a su esposa o una esposa viera a su esposo en medio del fuego o en el agua, a punto de ser quemado o de ahogarse, y no hace todo lo que puede para rescatarlo, ¿no pensaríamos con razón que lo aborrece? El pecado es como fuego y agua, que quema o ahoga a los hombres para su perdición. Este deber puede cumplirse con sugerencias humildes, expresiones concisas, mansas llamadas de atención y con la ayuda de un pastor bueno o algún amigo discreto y fiel…
Cómo impulsar el crecimiento en la gracia: Este deber puede cumplirse de estas maneras:
Notando y mostrando aprobación por el comienzo y aun el paso más pequeño de adelanto en la gracia.
Conversando frecuentemente acerca de las cosas que les conciernen: haciéndose preguntas el uno al otro sobre el tema y contestándolas.
Poniendo esto en práctica y siendo ejemplos mutuos: siendo el uno para el otro un ejemplo constante de devoción.
Realizando juntos ejercicios religiosos, tales como orar, cantar salmos, leer la Palabra y otros.
Ejecutando ejercicios santos y religiosos en la familia: Aunque este deber corresponde especialmente al marido, a la esposa le corresponde recordárselo en caso de que se olvide y motivarlo a hacerlos, si le faltan ganas… En este tipo de persuasión, nadie puede prevalecer con un hombre mejor que su esposa.
Motivándose el uno al otro a concurrir a la casa de Dios para escuchar la Palabra, participar de las ordenanzas de Cristo y a conciencia ser parte de todo el culto público a Dios.
De Of Domestical Duties (Acerca de los deberes domésticos) reimpreso por Puritan Reprints y Still Waters Revival Books.
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William Gouge (1575-1653): durante 46 años pastor en Blackfriars, Londres; poderoso en las Escrituras y la oración, predicó 30 años sobre Hebreos, los puntos fundamentales de estos sermones se plasmaron en un comentario famoso. Nació en Stratford-Bow, Condado de Middlesex, Inglaterra.

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Salmo 121

"Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre."

Bible Verse of the Day

Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.